«Gijón es preciosa y, comparada con Londres, una ciudad muy limpia»
El crucero 'MSC Virtuosa' hace su primera escala con sus 331 metros y más de 5.600 pasajeros procedentes de Reino Unido, unas cifras de récord
Para la mayoría de ellos era su primera vez en Gijón y quedaron fascinados con «el Puerto Deportivo, el casco antiguo y la botella de sidra gigante». Procedentes de muy distintos puntos de la geografía británica e irlandesa, los más de 5.600 turistas que viajan en el crucero 'MSC Virtuosa', con 331 metros de eslora, tocaron este jueves tierra firme para disfrutar una jornada que empezó con el cielo encapotado y temperaturas tibias pero que se fue tornando veraniega a lo largo del día.
Llegaron a las siete de la mañana a El Musel, tras dos días de navegación desde su última parada en Valencia, y muchos de ellos optaron por alguna de las seis excursiones cerradas que ofrece el servicio turístico a los pasajeros: un recorrido de Covadonga a Cangas de Onís; otro que pasa por Avilés, Luanco y Cabo Peñas; una excursión por Oviedo y Gijón; otra solo por Oviedo, con visita incluida a la catedral; otra solo por Gijón, con espicha en el llagar El Trole, y una excursión en canoa por el río Sella. También hubo quien se decantó por descubrir la ciudad por su cuenta.
Fue el caso de la familia formada por Fiona y Derek Lavery Jones y sus hijos Jacob, Joshua y Ffion. Procedentes de Argyll, una región ubicada en el oeste de Escocia, se bajaron del crucero y fueron directos a la playa de El Arbeyal. «Nos tomamos un helado allí y cogimos un autobús hasta el centro», comentó Fiona, que no pudo evitar hacerse la típica foto en las 'Letronas' a su paso por el Puerto Deportivo. Un trayecto corto –desde el Museo del Ferrocarril– pero que sirvió a sus hijos para probar los patinetes eléctricos que abundan en la ciudad.
De Escocia
Fiona, Jacob, Ffion, Derek y Joshua Lavery Jones disfrutan de un paseo en familia por el Puerto Deportivo, antes de ir en busca de chachopo y sidra. Jesús Manuel Pardo
De Irlanda
Simon, Ailish, Desmond y Shirley, dos matrimonios procedentes de Dublín, toman el vermú en una terraza de la plaza del Marqués. Jesús Manuel Pardo
De Inglaterra
Selly, Helen, Martin y Julie, una familia repartida entre Londres, Birmingham y Wolverhampton, recién salidos de visitar las termas romanas. Jesús Manuel Pardo
De Inglaterra
Ethan, Helen, Rob y Lucas, naturales de un pueblo cerca de Manchester, a su paso por el Campo Valdés mientras recorren Cimavilla. Jesús Manuel Pardo1 /
Su plan era explorar Cimavilla y probar tanto el cachopo como la sidra porque «estuvimos leyendo sobre ello y tenemos que probarlo antes de irnos», aseguraron. Aprovechando que tienen una caravana, ya tienen en mente hacer una ruta por España el año que viene y volver a Gijón, porque «la ciudad es preciosa y queremos seguir explorando todo lo que hay».
«¿Dónde está El Corte Inglés?»
Unos metros más allá, en la plaza del Marqués, los matrimonios formados por Simon y Ailish, por un lado, y Desmond y Shirley, por otro, tomaban el vermú y unos aperitivos en la terraza del 4.70 antes de lanzarse en busca de «unas tapas». Ya habían dado una vuelta por el centro y después tenían pendiente «ir de compras», indicó Ailish, que se preguntaba «dónde está El Corte Inglés» hasta que descubrieron que quedaba «demasiado lejos».
Por el Campo Valdés caminaban sonrientes Selly, Helen, Martin y Julie, una familia inglesa repartida entre Londres, Birmingham y Wolverhampton. Recién salidos de visitar las termas romanas, reconocieron sentir cierta decepción por la ausencia de carteles informativos traducidos al inglés. «Y tampoco hay opción de llevar una audioguía en inglés», lamentaron. Eso sí, «Gijón es una ciudad maravillosa y, comparada con Londres, está muy limpio», afirmaron Selly y Julie. Discrepaba un poco Martin, para quien «hay una parte muy bonita y luego es una ciudad normal».
Los que estaban fascinados por «la zona antigua tradicional» eran Helen y Rob y sus hijos Ethan y Lucas, naturales de un pueblo cerca de Manchester. La jornada terminó con un sobresalto al encontrarse indispuesto un pasajero de 92 años y precisar la intervención de la UVI móvil en el Muelle de La Osa. Finalmente lo estabilizaron y pudo partir en el crucero.