Gijón bate el récord de escanciado con 9.580 personas

Una cifra redonda: 9.580 brazos, ni uno más ni uno menos, fueron los que se alzaron ayer en la playa de Poniente para batir el récord de escanciado simultáneo en uno de los eventos más esperados de la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón. El hito histórico lo daba a conocer un año más el actor Alberto Rodríguez cuando pasaban diez minutos de las nueve de la noche y después de que se viviera en el arenal de Fomento una auténtica tarde de nervios en la que por momentos llegó a temerse que no se podría superar el listón de los 9.403 culetes marcado hace un año.

«Si no lo conseguimos ye igual, venimos aquí a pasalo bien. Esti ye el nuestru día y no lu va a fastidiar nadie. ¡Arriba eses botelles!». Con esas palabras animaba el presentador a los miles de gijoneses que ya ocupaban su lugar en la playa durante los ensayos de la tirada final mientras se iban conociendo unos datos de asistencia que durante un buen rato semejaban inferiores a los registrados a la misma hora del año anterior. Así, cuando los relojes marcaban las 20.30 horas –el instante en el que se había conseguido batir el récord en 2017– el marcador en manos del notario Javier Nogales había contado 7.300 personas. Pero todo cambió en los siguientes minutos. El ritmo de afluencia se aceleró y en apenas media hora se consiguió lo que hasta entonces algunos dudaban. El personal encargado de repartir las botellas prácticamente no daba abasto en esa recta final y el optimismo volvía a reinar incluso entre los más escépticos. A las nueve en punto se daba la orden de cortar la cola y cualquier duda sobre el récord quedaba totalmente despejada para comenzar ya la celebración anticipada de haberlo superado un verano más.

«Pasárselo bien», el mantra 'folixeru' que no se cansó de repetir el popular actor, era la clave que compartían desde que se abrieron las puertas del recinto de Poniente a las seis de la tarde los miles de escanciadores que se daban cita allí. Y con su propio récord de estar un año más las primeras en la fila allí aguardaban ya desde casi dos horas antes Herminia Colinas, su hija Mari Carmen Rivero y la amiga de ambas Mirenchu Bartolomé. «No nos lo perderíamos ni con rayos y truenos», declaraba Herminia con ganas ya de poder alzar la botella para pulverizar el récord. Tras ellas, otro fijo entre los madrugadores, Vicente Vicente, con su montera picona y su chaleco fabricados con corchos de sidra. «Este año batimos el récord por goleada. ¡Home que no!», expresaba con toda la convicción.

También de los primeros en hacer cola, Cuni González, de La Calzada, y Eladio García, de Contrueces, mostraban ya dentro del recinto, cuando la duda sobre la posibilidad de no batir el récord revoloteaba en el ambiente, que eran de los más seguros en apostar por lograrlo y ratificaban las palabras de Alberto García. «Se trata de pasarlo bien y estoy convencido de que lo vamos a conseguir», afirmaba él y ella apostillaba. «Si no se alcanza, no pasa nada. ¡Que nos quiten lo escanciao!». De la misma opinión eran Mime Jiménez, Bego Cerra y Veli González, integrantes de una animosa peña de mujeres de Lloreda. «Nosotras venimos a disfrutar de la fiesta, con récord o sin récord», declaraban, mientras la Banda de Gaitas Noega amenizaba la folixa y el recinto se iba llenando.

Y el momento llegó. Una larga ovación celebró el nuevo récord. «¡Abaxo los vasos! ¡Arriba les botelles!». La voz de Alberto Rodríguez daba así el pistoletazo de salida a la materialización de este escanciado simultáneo de auténtico restallu que además tuvo su vena solidaria, ya que por cada vaso vendido se donó un euro a la asociación Alarde de atención a los discapacitados intelectuales.