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La parroquia de Granda, en Gijón, celebró este sábado un San Isidro Labrador con carácter especial, ya que coincidieron en la fiesta un nieto de Mariano Marín, el arquitecto que construyó la actual iglesia de Santo Tomás de Granda, y un nieto de Fermín Coste, que construyó la anterior.
Y quiso la casualidad –o los vecinos– que fuese precisamente este último, Rafael Loredo Coste, miembro fundador del Club de Filosofía de Gijón y vecino de Granda desde hace casi 30 años, quien diese esta vez el pregón. Previa presentación a cargo de Eva García Paloma, compañera del Club de Filosofía, Loredo realizó un pequeño resumen de la historia de Granda, a través del desarrollo de las cinco parroquias: Santo Tomás de Baones (muy cerca de La Coría), una capilla de Solavieya (el palacete de García Sol) y tres edificios que precedieron a la actual iglesia.
Posteriormente centró su discurso en San Isidro, concretamente en el agua, al haber estado «todos sus milagros relacionados con el agua», señaló Loredo, que citó una frase del Papa Francisco en la que recordaba que «el agua es el principio de todas las cosas». «Ya lo había hecho primero Tales de Mileto, que dijo que el agua era exactamente el principio de la vida», remarcó.
Como dato curioso, llegó a representar una historia de la vida de San Isidro en la que explicó que unos estudios modernos «acaban de demostrar que tenía rasgos norteafricanos», una hallazgo que le resultó interesante teniendo en cuenta la polarización que existe actualmente en torno a los inmigrantes del norte de África.
Pero, sobre todo, se mostró «muy satisfecho porque se hayan acordado de mí». La jornada continuó con un concierto de un grupo musical de la parroquia vecina de Roces.
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