«Hicimos cambios en memoria histórica sin que hubiera contestación social»

El Ateneo Republicano de Asturias entrega hoy su Primera Distinción Republicana al alcalde de Zamora, Francisco Guarido (Zamora, 1958), en un acto que tendrá lugar en el Antiguo Instituto Jovellanos a mediodía. Es el único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia española.

-¿Le ha sorprendido la concesión de esta distinción?

-Sí, porque no he hecho nada especial que no hayan hecho otros compañeros de IU-Asturias, salvo intentar cumplir nuestro programa como partido republicano que somos. Nada especial.

-Usted fue muy discutido por la derecha zamorana por haberse fotografiado con una bandera republicana en el salón de plenos...

-Se hizo una escandalera de la normalidad. Vinieron unas familias suecas descendientes del artista Baltasar Lobo. Habían legado su obra al Ayuntamiento y queremos hacer un museo con sus esculturas. Les recibimos en el salón de plenos y les dimos un regalo muy discreto, que era una bandera republicana. Los niños la desplegaron y se pusieron con ella, luego fueron sus padres y después nosotros. Posamos porque había fotógrafos. Luego dijeron que 'el alcalde republicano regala banderas a los niños'. Es todo más sencillo, normalizado y democrático.

-Pero en Zamora no será tan habitual ver banderas republicanas como en Asturias, ¿verdad?

-Asturias es sociológicamente diferente a Zamora. Aquí se votó a la derecha muchos años. Nosotros tenemos un apoyo brutal, pero en las elecciones generales se vota a la derecha.

-¿Qué va a transmitir mañana (por hoy) a los asturianos?

-La situación en Zamora. Tenemos un apoyo del 50% y saber por qué es complicado. Incluso nuestra organización no acierta a definirlo. Es producto del trabajo de 20 años en la oposición, con una comunicación pedagógica con la sociedad y sin crispación. Así ganamos credibilidad.

-¿Acometieron cambios profundos?

-Tomamos decisiones importantes en materia de memoria histórica y no tuvimos contestación social. Al contrario. También hicimos la separación de actos políticos y religiosos.