La histórica guardería Flipper echa el cierre en Somió, en Gijón, «con mucha pena y recuerdos»
El jardín de infancia pone fin a 50 años de actividad al no poder hacer frente a la elevada inversión que necesitaba el viejo edificio en alquiler, unido a la situación actual de la natalidad y la gratuidad de la escuela pública
La historica guardería privada Flipper, cuyo nombre evoca la serie estadounidense de los años sesenta protagonizada por un delfín, acabó hoy el curso y cerró sus puertas para siempre después de 50 años de presencia continuada en Somió, dando su primera formación a varias generaciones de niños gijoneses. Su directora Belén Ojeda asegura que se agolpan muchas sensaciones en un día que los 'profes' esperaban que nunca llegase. «Está siendo horrible para los educadores que hemos trabajado aquí. Sentimos mucha pena, porque nos vienen muchos recuerdos a la cabeza», explica. «Han sido mucho años de trato directo, cordial, acompañando a las familias en la crianza», señala.
Una especie de tormenta perfecta ha llevado a la decisión de echar el cierre. A la situación de baja natalidad y la gratuidad del ciclo de 0 a 3 en la escuela pública, se ha sumado la imposibilidad de hacer frente a los gastos que requiere la reforma del viejo caserón del Camino de los Tulipanes que han tenido alquilado todo este tiempo. Entre otras obras, necesita el cambio urgente de la cubierta.
Los educadores que hoy cierran etapa en Flipper son especialistas en educación Infantil (aplican el Método Educativo Montessori) y también ofrecían a las familias de sus alumnos psicomotricidad, inglés, masaje infantil y musicoterapia. «Hemos mirado otros sitios, pero no encontramos ningún alquiler que se ajustase y no podemos asumir la inversión de reformar el edificio. Ante la imposibilidad de cumplir el objetivo con el que se creó el jardín de infancia, preferimos cerrarlo», anota Ojeda, que asumió la dirección del centro junto con su hermana Clara en 2019, poco antes de la pandemia. Junto a las hermanas Ojeda se marcha un equipo de media docena de personas.

Arranque en 1975 con la familia Cañedo-Argüelles
Inés Cañedo-Argüelles estuvo vinculada durante 33 años al histórico jardín de infancia que su hermana Ana fundó en septiembre de 1975 recogiendo el testigo de otra escuela que ya existía en el mismo edificio. «Ahora estoy en el Instituto de la Universidad Laboral y lo que más ilusión me hace es encontrarme con antiguos alumnos que se gradúan en Bachillerato. Me siento muy feliz de seguir su trayectoria de vida«, apunta. «Anécdotas hubo miles en 50 años. Hoy en día muchos de esos niños son médicos, taxistas, cocineros, grandes deportistas, empresarios... y me los encuentro en diferentes situaciones. Es muy gracioso cuando aún conservan algún rasgo de su cara de niños y recuerdan algún momento de su infancia: sobre todo las lentejas de Mary el 'viaje de estudios' a Perlora en tren». Muchas veces en Flipper sentí responsabilidad, pero el cariño de los niños y niñas y sus genialidades compensaban con creces cualquier momento malo«, concluye.
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