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Los antiguos alumnos de la Laboral junto a sus mujeres. Paloma Ucha

«La Laboral sigue igual de bonita.Tarde o temprano será Patrimonio»

70 alumnos de la primera promoción de BUP, que cumple 50 años, visitan el complejo. «Éramos gente sencilla y nos dio una gran oportunidad»

Domingo, 11 de mayo 2025, 20:47

Emoción, nostalgia y un torbellino de sensaciones. Casi setenta antiguos alumnos de la primera promoción de BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) de la Universidad Laboral, que este año celebra su 50 aniversario, se reunieron esta mañana en el complejo que, como muchos bien afirmaban, fue «una segunda casa».

Acompañados en su mayoría por sus mujeres y parejas, estas les hicieron un pasillo vitoreándoles en el patio de su antigua escuela. Ataviados con unos pañuelos azules conmemorativos de la reunión, realizaron una visita guiada por el teatro, la cocina y la torre que tan bien conocen.

Al entrar al teatro, Juan José Zurdo, que vive actualmente en Arévalo (Ávila), recordaba aquellos tiempos en los que ejercía como acomodador de las sesiones de cine de los fines de semana. «El teatro está lleno de túneles por debajo, que son galerías de las instalaciones, había unas arquetas en las que teníamos que poner papeleras para que los chicos no las levantaran y se colaran», recordó.

No fue la única trastada rememorada. Rafael Jimeno, que actualmente trabaja en el Servicio de Proyectos y Obras Hidráulicas del Principado, siempre se apuntaba el primero para ir a buscar a las cocinas el tentempié de media mañana y llevarlo a las aulas. Se trataba de una caja llena de chocolatinas y pan. Un botín muy tentador para un adolescente. Cuando salía con la caja «aquello era un asalto a toda regla». Por el pasillo, sus compañeros arrasaban con el contenido antes de que llegara a su destino. Eso sí, antes de trasladarla, Jimeno ya se proveía de unas cuantas.

Orgullosos del centro

El reencuentro fue motivo «de orgullo» para Antonio Arranz, quien actualmente vive en Madrid. «Mis compañeros eran gentes humildes y sencillas. La Laboral nos dio una gran oportunidad y ahora muchos de ellos son arquitectos, ingenieros, médicos... Eso enorgullece mucho», dijo con una sonrisa. En su caso fue acompañado de su hijo, Lamber Nicolás Arranz. «Me ha recordado desde el principio a la película de Mortadelo y Filemón», decía el pequeño de trece años. No iba desencaminado, pues fue aquí donde se rodó alguna escena. «Estoy sorprendido, pensé que iba a ser un sitio mucho más soso, pero es muy guapo», afirmó.

La visita a la laboral se hizo unos días más tarde de la reunión del consejo de patrimonio histórico en la que se decidió no presentar aún la candidatura del complejo a Patrimonio Mundial de la Unesco. «Es hora de que sea merecedora de este reconocimiento», apuntó Eduardo Herrero. Aunque es gijonés, no pisaba el edificio desde que terminó estos estudios. Después se marchó a Sevilla, donde siguió formándose, y hoy ejerce como profesor de Arquitectura en la Universidad de Sevilla.

«Sigue igual de bonita. Tarde o temprano, debe ser Patrimonio Mundial de la Unesco, ya no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino desde el puto de vista de los valores humanos que aquí se transmitieron y sin tener en cuenta connotaciones políticas de su tiempo de construcción», defendió Herrero. «Este edificio es una seña de la ciudad y es la Universidad Laboral monumental por excelencia dentro del programa que en su momento se estableció». Aun así entiende que el Principado quiera esperar al «momento propicio». Jimeno apoyaba las palabras de Herrero: «El conjunto arquitectónico lo merece y hay que pelear por ello».

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