

Secciones
Servicios
Destacamos
María Martín Barranco (Motril, 1969), abogada y experta en Intervención Social con Perspectiva de Género y en medios de comunicación, ha sido distinguida 'Comadre de Oro 2025 ... ', galardón que se le será entregado el próximo 27 de febrero en La Buena Vida Fomento. Afirma que este premio para una feminista como ella «es una cosa enorme» y que también le otorga una «gran responsabilidad». Desde su ámbito, trabaja para dotar a las palabras de la experiencia femenina, muchas veces «invisibilizada» por que «si las mujeres no participan no se pueden definir».
–¿Cómo recibe este galardón?
–Para mí estar en la lista ya era un premio, porque las mujeres que ahí estaban las conozco a casi todas, las admiro y he trabajado con ellas muchas veces. Ser 'Comadre de Oro' para una feminista como yo es una cosa enorme. También es una responsabilidad, porque es coger un testigo que lleva muchos años.
–Recibe un premio bajo la palabra 'comadre' cuyo significado ha sido despectivo en los diccionarios. ¿Qué opina al respecto?
–He trabajado bastante sobre la simetría de trato que los diccionarios dan entre las palabras que designan la vida, el cuerpo y la experiencia de las mujeres frente a los de los hombres. Entre ellos estaba esta palabra. El verbo 'comadrear' es 'chismear, murmurar'. Me parece que exista un premio en el que te nombran 'Comadre de Oro' es bastante chulo porque trata de esa reivindicación que hacemos de la experiencia de las mujeres como algo positivo.
–¿Cómo nace esa inquietud por el idioma, su significado y la crítica al mismo?
–Desde siempre me han gustado mucho los diccionarios. Como me gustaban mucho, confiaba mucho en ellos, especialmente en la RAE. Sin embargo, cuando empecé a tener una conciencia feminista y, en ocasiones, los usaba para hacer un trabajo, clase o conferencia el significado que yo le daba y el que le daba el diccionario no cuadraba.
–¿Puede dar un ejemplo?
–Por ejemplo, cuando decimos que un hombre es 'baboso' nos referimos a un hombre que nos mira de una forma sucia y que nos hace sentir incómoda. En el diccionario lo definía que es 'molestamente obsequioso y enamoradizo'. Ese tipo de falta de exactitud en las cosas que nos pasaban a las mujeres las he estado reivindicando desde que me di cuenta. En algunas ocasiones conseguimos cambios. Este año se ha cambiado un poco el significado y han quitado lo de 'enamoradizo' y han añadido 'agobiante y repulsivo'.
–¿A qué se debe esa inexactitud?
–Ese matiz erróneo es porque la definición la hizo un hombre y no una mujer, porque no podía haber todavía mujeres en la academia. Si las mujeres no participan, no se pueden definir.
–¿Qué considera lenguaje no sexista?
–Considero el lenguaje no sexista no solo como esa idea que se tiene de decir 'todas y todos' sino ir muchísimo más allá y fijarnos en qué decimos y por qué lo decimos.
–¿En qué se diferencia con el lenguaje inclusivo?
– El lenguaje no sexista es el que tiene como finalidad última que la persona que recibe el mensaje no tenga ninguna duda de que te estás refiriendo a mujeres y hombres. Con cualquier herramienta que te de la lengua, el desdoblamiento es solo una. El lenguaje inclusivo, lo que hace es fijarse en que esas mujeres y hombres están atravesados por un montón de realidades: discapacidades, religiones…
–¿Se ha llegado muy lejos con la herramienta del desdoblamiento?
–Está estudiado que cuando se utiliza el masculino genérico se produce un efecto doble de invisibilización de las mujeres, de ellas en sí y de ausencia de reacción. No te sientes incluida. Quienes utilizan el desdoblamiento como herramienta única tienen un lenguaje pobre y no saben cómo hacer que se entienda que hay mujeres salvo por ese mecanismo. No se ha llevado demasiado lejos, sino que no se ha tomado con demasiada frivolidad.
–Igual que dice que los hombres han elegido ese significado de las palabras, también explica en su último libro 'La desfachatez machista' que nos han dicho qué es el feminismo. ¿Da igual que sean de derechas o de izquierdas?
–Exacto. La idea es que unos te lo dicen de malos modos y otros de buenas, pero el resultado es que siempre nos quedamos donde estamos. Desde una posición más conservadora lo que hacen es decirnos que tenemos que ser ese modelo de ángel del hogar. Y, por el otro lado, nos dicen que vendamos nuestro cuerpo, que ser prostituta es un trabajo como otro cualquiera, que puedes vender tu vientre, abrirte un only fans, llamarte zorra… ¿qué pasa? Que estamos en el mismo sitio en el que el sistema nos tenía, porque nos dicen exactamente lo mismo pero sintiéndote 'empoderada'.
–Las redes sociales ayudan o dificultan que las jóvenes entiendan y conozcan el feminismo
–Es complicado. Las chicas que llegan al feminismo lo hacen a través de las redes sociales. Pero los discursos que predominan parecen feministas y no lo son. Muchas sufren una especie de travesía del desierto, en esa idea de que la prostitución empodera y todo eso que nos venden. Lo bueno que tiene el feminismo es que una vez que lo ves no hay marcha atrás. Una vez que tienes la semilla de la duda, termina germinando porque comienzan a no sentirse cómodas. Cuando se da tiempo, al final siempre se llega a ver dónde están las verdaderas opresiones y la verdadera libertad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.