El Museo del Pueblo de Asturias se interesa en el legado de Víctor Labrada
Tras reunir objetos históricos del cronista gijonés, su hija Flor muestra el deseo de preservarlos
«Tenemos un importante caudal de información de Gijón gracias al legado de Luis Argüelles, Patricio Adúriz o Joaquín Alonso Bonet, entre otros, y ... la posibilidad de engrosarlo con Víctor Labrada sería, sin duda, interesante para el Museo del Pueblo de Asturias». Así se expresaba ayer su director, Juaco López, tras tener noticia, a través de EL COMERCIO, de la disposición de Flor Hevia a ceder el legado del histórico cronista nacido en Cimadevilla (1 de noviembre de 1904-20 de abril de 1997) a una entidad en la que pueda estar a disposición de los gijoneses.
Aunque profesionalmente trabajó en la Fábrica de Loza y la agencia de publicidad Osper, Víctor Labrada enseguida mostró una gran afición por la escritura, que lo convirtió con el tiempo en un colaborador de lujo de EL COMERCIO, donde narró, con su personal estilo, mil historias de su barrio alto natal y del conjunto de la ciudad. Abarcan dos siglos, el XIX y el XX, y no dejan detalle en el tintero: la industria emergente, las costeras de los pesqueros, los comercios, los personajes, las anécdotas, las romerías, el tranvía, las costumbres...
Con el tiempo, acabó por publicar hasta cinco libros cuya lectura reporta un auténtico máster en gijonomía. Se trata de 'Al aire de Cimadevilla' (1971), 'Nostalgia de Gijón' (1975), 'Curiosidades de un Gijón inolvidable' (1991), 'Gijón en el recuerdo' (1992) e 'Historias escritas para ti' (1995), actualmente todos descatalogados, aunque localizables en las secciones de segunda mano de librerías y páginas web.
De esta larga etapa, Flor Hevia, sobrina a la que Víctor y Florinda criaron como a una hija, conserva la última máquina de escribir, ejemplares de las primeras ediciones, el borrador manuscrito de 'Al aire de Cimadevilla' (confiesa que su obra favorita), fotografías personales, postales históricas de la ciudad, algunas de ellas del siglo XIX, un reloj de bolsillo, distinciones como el premio obtenido en los Juegos Florales mierenses, placas conmemorativas en plata y algún otro objeto personal. «Sin duda, es material de interés», destacó López.
El director del Museo del Pueblo de Asturias precisó que casi coincide en el tiempo con Labrada en la etapa en la cual el cronista oficioso de Gijón –rechazó el cargo a la muerte de Adúriz por edad– tenía una fluida relación con el museo para ilustrar sus publicaciones con imágenes de los temas tratados. Este trato generó préstamos en ambos sentidos, con lo cual a día de hoy en los fondos del Pueblo de Asturias ya existe alguna imagen cedida por Labrada, «aunque quizá no esté identificada como tal».
Cesiones de lujo
Abunda Juaco López en la riqueza contenida en el legado de los autores de los que ya dispone el museo. Refiere la cesión de material de Luis Argüelles, José Avelino Moro, María Elvira Muñiz y José Antonio Mases, la compra de la biblioteca y la documentación al completo de Patricio Adúriz negociada con sus hijas, así como la del archivo personal de Joaquín Alonso Bonet adquirida a su sobrina. «Tenemos bibliotecas completas, documentos, cartas, archivos, recortes, fotografías...», anota en relación a unos bienes patrimoniales sobre la historia de Gijón que ahora podrían enriquecerse aún más con el legado de quien fue también concejal en dos etapas de su vida. Aunque, por encima de todo, fue Víctor Labrada López fiel e ingenioso notario de cuanto aconteció en su amada tierra.
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