El nuevo albergue de peregrinos de Gijón encara sus dos últimas semanas de obra
El Ayuntamiento prevé adjudicar en una semana el diseño del interiorismo y trabaja en los pliegos para contratar su gestión
Mientras en la fachada dos operarios aplican las últimas manos de pintura color crema, por dentro un compañero remata las paredes de lo que será el futuro comedor. El hall luce ya con jardineras y plantas, los baños están equipados y se han colocado incluso los ganchos en la sala que servirá para guardar y lavar las bicicletas. Las obras para transformar en albergue parte del edificio de Vicasa –que originalmente formó parte de las instalaciones de Gijón Fabril y hasta hace unos años fue utilizado como centro de formación– encaran su recta final, con la previsión de que la empresa Arposa, responsable de las mismas, las entregue al Ayuntamiento en un plazo de dos semanas. «Será con un mes de adelanto», destacó el concejal de Infraestructuras, Gilberto Villoria, que este lunes visitó el edificio junto a la alcaldesa, Carmen Moriyón. Allí pudieron comprobar que «todo avanza a muy buen ritmo y solo falta por equipar la cocina y algún remate en la última planta». Entre las modificaciones realizadas con respecto al proyecto original, los responsables de la obra destacaron la inclusión de un aseo para personas ostomizadas, lo que ahonda en la accesibilidad de un edificio que cuenta con dos habitaciones adaptadas a personas con movilidad reducida. La obra, además, se ha diseñado para obtener la certificación VERDE, que evalúa la sostenibilidad ambiental.
«Con esta obra cumplimos dos objetivos muy importantes: evitar que este edificio de La Calzada se convierta en otra nueva 'nave de Flex' y que Gijón tenga un albergue de peregrinos y un albergue juvenil que no tenía al inicio del mandato», destacó la regidora, quien felicitó a la empresa por el resultado de una rehabilitación que ha costado casi dos millones de euros, 500.000 euros procedentes de fondos europeos. Recordó que la sede del antiguo albergue juvenil, en el palacio de San Andrés de Cornellana, funciona desde principios del mandato, tras años cerrado, como residencia artística.
Finalizada la obra, el equipamiento pasará a ser responsabilidad del área de Turismo –competencia de la concejalía de Ángela Pumariega– departamento que prevé adjudicar la próxima semana la redacción del proyecto de interiorismo para su decoración y amueblamiento. En paralelo, trabaja en los pliegos para adjudicar la gestión del albergue, que contará con 62 plazas de las cuales al menos dos tercios deberán reservarse a peregrinos y jóvenes, pudiendo decidir libremente el uso del resto.