Por la playa, a Europa
La habilitación de la playa de Poniente llevó al alcalde, Vicente Álvarez Areces, a Bruselas. El objetivo: obtener fondos
arantza margolles
Jueves, 24 de junio 2021, 02:05
De aquellos polvos, los roces con el Principado, estos lodos. Allá donde el Ayuntamiento optaba, hace ahora cinco lustros, por rehabilitar la fachada marítima de Gijón, el Gobierno asturiano se negaba «a asumir una parte del coste». Decía Juan José Tielve, consejero de Fomento, «que su departamento no cree que esta urbanización sea prioritaria en los planes de la Administración regional». Así las cosas, el alcalde recurriría, según contó EL COMERCIO, a Europa, quizás en julio, para «mantener reuniones de trabajo de alto y medio nivel» tratando de conseguir la financiación necesaria. Lo aseguraban fuentes municipales, que apuntaron a los gestores de los fondos europeos como el Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) como el otro lado de la balanza en aquellos encuentros. De otra manera, no habría arenal: «Parece evidente que la urbanización del área de las playas de Poniente no será posible sin una fuerte inyección de dinero de la Unión Europea», asegura EL COMERCIO, y verdad parecía, porque la ambiciosa propuesta nacía ya con déficit de salida.
Y no poco: unos 600 millones de pesetas (3,6 millones de euros) lastraban unos planes que solo podrían enjugarse «redactando un proyecto de urbanización en el que se santificase una especulación del suelo similar a la que se produjo en el paseo del Muro en las décadas anteriores» o, como se pretendía, mediante «la obtención de ayudas comunitarias a partir de un proyecto de urbanización de la zona basado en el respeto a la fachada marítima y destinado a la rehabilitación de una zona de la ciudad muy deteriorada por el uso industrial continuado».
Nueva York, Estambul...
Más allá de eso, en los mentideros de la villa comenzaba a especularse ya con los abundantes viajes efectuados por «el alcalde de una ciudad de 260.000 habitantes. Areces ha estado ya en Nueva York, Estambul y prepara ahora el salto a Bruselas y la Unión Europea», aparentemente con la ayuda de «sus viejos compañeros del Partido Comunista y afines». ¿La contraprestación? Llevar a cabo el plan de saneamiento local defendido por Izquierda Unida. Entre negociaciones andaba el juego.