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Santiago Izquierdo, presidente de la Sociedad Astronómica Asturias Omega, y Santiago Gándara, presidente del Observatorio de Monte Deva, que celebra este año su 30 aniversario, mirando por el telescopio. José Simal

«Puedes ver los cráteres de la Luna y sentir que flotas sobre ellos»

El Observatorio de Deva celebra sus 30 años de vida y ya prepara actividades para el eclipse solar del 12 agosto de 2026: «Será algo único»

Viernes, 16 de mayo 2025

Como cabras por el monte. Cada uno con sus 'cachivaches' (telescopios) por las zonas despejadas y altas de Gijón». Santiago Izquierdo, presidente de la Sociedad Astronómica Asturiana Omega, fundada en 1981, recuerda aquellos años en los que no contaban con un observatorio astronómico. Fue a principios de los 90 cuando se comenzó a barajar esa opción, aprovechando que el Ayuntamiento tenía intención de crear un parque natural en el Monte Deva. «Pensamos que sería un sitio estupendo para crear un pequeño observatorio para la ciudad y la región». Y, en 1995, por fin esa ilusión se hizo realidad.

De aquello han pasado treinta años, y su construcción está marcada por varias anécdotas. Una es su ubicación. En un principio estaba planeada treinta metros de distancia más arriba de la ubicación actual. Casualidades de la vida, mientras se excavaba para su construcción, se encontró un túmulo funerario, lo que obligó a modificar el proyecto. Pero, ¿el cambio repercutió? «Fue un cambio de altura. Está al lado de la colina del cementerio que tiene árboles. Tapa un poco el este, pero nada que afecte».

A pesar de estas tres décadas de funcionamiento, el lugar «nunca fue inaugurado». Pues su puesta en marcha coincidió con periodo electoral. Aunque no hay un día fijo, en el calendario tienen marcada esta semana que «es cuando se puso la cúpula y nos dieron las llaves».

En un principio, el observatorio, que mantiene una gestión mixta entre el Ayuntamiento y la entidad, comenzó a funcionar con el telescopio de un socio. Tres años más tarde, lo que por aquel entonces era la fundación Cajastur, donó una ayuda para que se pudiera comprar material. De aquella subvención, hoy en día se conserva el tubo del telescopio principal. «Lo demás se ha ido cambiando por su obsolescencia».

Recuerda Izquierdo que tan solo meses después de la apertura del observatorio, en 1996, pudo verse el cometa Hyakutake, que fue muy visible. «¡Parecía aquello una romería!». Y es que «miles y miles» de personas han pasado por el observatorio en estas tres décadas. «A la gente le llama la atención», señala Izquierdo.

Con la vista en el cielo, pero los pies en la tierra, incide en que esto «no es un deporte –sino siempre estaría lleno–, es una cosa minoritaria». Eso sí, «cuando hay un fenómeno destacado, a todo el mundo le entra la curiosidad». Teniendo esto en mente, la Sociedad ya hace campaña para el eclipse solar que habrá el 12 de agosto del 2026. «Será algo único». Una de las actividades que han realizado son las jornadas 'Gijón: Sol y Eclipses' que celebraron a finales de marzo en la Escuela Superior de Marina Civil. «Todo el mundo va a ir a un lugar u otro dependiendo de si está nublado o no. Queremos que las autoridades sean conscientes del fenómeno y se preparen, por ejemplo, en cuanto al tráfico».

Asimismo, advierte que no cunda el pánico con las gafas. «Las fases parciales (como la de este año) se pueden ver cada poco y para eso sí son necesarias. Lo específico de este año son los menos de dos minutos que dura la parcialidad. Eso se puede ver sin nada, eso sí, hay que dejar de mirar antes de que acabe».

Si más allá de estos fenómenos, la ciudadanía tiene intención de conocer el cielo y el observatorio, recordar que está abierto todos los viernes a partir de las once de la noche, «siempre y cuando esté despejado», avisa Izquierdo. En esta visita, los voluntarios de la entidad ofrecen un recorrido por las instalaciones. Antes de entrar, en las inmediaciones, mitos y leyendas sobre las constelaciones ayudan a que el espectador comience a mirar hacia el cielo. Luego, dentro, se reproducen distintos cielos con programas como Estelarium y se muestran las actividades del observatorio, que pasan por el seguimiento de objetos, cometas o asteroides entre otros, como traca final, el visitante tiene la oportunidad de ver los objetos que hay en el cielo en ese mismo momento.

«Poner el ojo en el ocular»

La asociación cuenta actualmente con 125 socios. Para hacerla más accesible «a los tiempos que corren», Izquierdo señala que hay un equipo «entregado a las redes sociales». Además, trabajan en el relevo generacional. «Captamos a los más jóvenes y les adiestramos para que sepan hablar ante el público y puedan atender visitas», indica. Esta actividad es la más llamativa. «Lo que realmente quiere la gente es poner el ojo en el ocular. Esto es lo especial y específico del observatorio», justifica. Y es que, a falta de poder viajar al espacio, en el observatorio «se pueden ver los cráteres de la Luna y sentir que flotas sobre ellos». Para lo demás, «ya están las películas».

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