«Somos el puerto deportivo olvidado dentro de Gijón»
Carlos Piñera Gerente de Marina Yates ·
«Nos gustaría que el Ayuntamiento hiciera un carril bici y un paseo que llegue hasta el muelle, porque en El Musel estamos algo aislados»EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Domingo, 9 de mayo 2021
Corría 2007, y el Puerto Deportivo de Gijón comenzaba a quedarse sin amarres. Juan Atorrasagasti proyectó un nuevo puerto en el muelle de la Osa, en El Musel. Llegó la crisis y las deudas provocadas por la financiación del puerto deportivo arrastraron a Motonáutica a la quiebra. Contratas Piñera cogió en 2015 la concesión del otro puerto deportivo de la ciudad. Su gerente es Carlos Piñera (Gijón, 1980), gran aficionado a la pesca deportiva, a la náutica de recreo y patrón de yate «por afición, no por obligación».
-¿Qué características tiene el puerto?
-Tenemos 156 amarres de entre 6 y 25 metros de eslora, de los cuales tenemos reservado un porcentaje para tránsitos.
-¿Hay suficiente negocio en Gijón para que haya dos puertos?
-Sí. El Puerto Deportivo, al estar en el centro, tiene ese potencial de tener una ciudad de casi 300.000 habitantes con todos los servicios que ello conlleva. Nosotros, al estar dentro de El Musel, estamos en Gijón, pero apartados. Meter náutica deportiva en un entorno industrial es complicado, pero tiene sus ventajas: es una zona más tranquila, con mejor acceso y aparcamientos, y más discreta.
-¿La clientela es distinta?
-Ellos atraen al cliente de la ciudad y el internacional o en tránsito que quiera conocer Gijón. Nosotros tenemos al cliente nacional de Oviedo, Mieres, León o Madrid que por su ubicación necesita un sitio donde poder llegar en coche, tranquilo y no tan metido dentro de la ciudad. En cuanto a los tránsitos internacionales, trabajamos mucho el cliente que quiere dejar el barco aquí invernando cuando se le acaban las vacaciones y que vuelven a coger el barco al día al siguiente verano. Eso el puerto de Gijón no lo tiene, depende de Asturnáutica.
-No ofrece tantos servicios integrados.
-Marina Yates cierra el círculo completo de la náutica deportiva. Lo tiene todo: pantalanes de base, pantalanes para clientes en tránsito, marina seca, invernajes, instalaciones para reparaciones, exposición y ventas, hostelería...
-¿El restaurante sigue explotado por una empresa externa?
-No. El año pasado lo cogimos nosotros, íbamos a abrir el lunes 16 de marzo. Nos gustaría que viniera gente de todo Gijón, es uno de los restaurantes con mejores vistas de la ciudad.
-También imparten formación.
-Estamos asociados a varias empresas de formación tanto náutico-deportiva como náutico-pesquera o profesional y todas las semanas se dan cursos de formación, como marinero pescador, formación básica de la navegación, máquinas, puente, patrones...Todas las semanas tenemos unos veinte alumnos. Además, ofrecemos cursos sobre electrónica, navegación o seguridad en el mar bajo demanda a nuestros clientes.
-Sobre la náutica pesa el estigma de que es cosa de ricos.
-Eso se puede estirar más en otras autonomías del sur y el levante. En el norte tenemos el hándicap de que por el duro clima y la mar más brava hay pocos días de disfrute, por lo que la gente se piensa mucho el comprar un barco, sobre todo si hablamos de los de veraneo, barcos grandes de 12 y 14 metros. En el Cantábrico se estila más el barco de 5 o 6 metros de pescadores de diario. Los de 18 o 20 metros, habituales en las Baleares o Canarias, se cuentan con los dedos de una mano.
-Pero este puerto se concibió para barcos más grandes.
-Al venir la crisis, los barcos grandes desaparecen. Ahora mismo, aunque en número de plazas estamos casi completos son plazas mal ocupadas, porque en los sitios de los barcos de 25 metros tenemos barcos de 15. En las plazas de 15, tenemos barcos de 10 y en las de 10, de 8. Y así sucesivamente. Adaptarlo sería una obra muy costosa.
-¿Cómo les afectó la pandemia económicamente?
-Nos afectó a nivel de tránsitos. Quedamos a un 10% de los que normalemente teníamos, lo que nos repercutió mucho porque eran barcos que se quedaban todo el invierno y nos dejaban encargados del mantenimiento. A nivel de puertos de base, nadie se deshizo del barco: al contrario. Parece que ahora mismo todo el mundo quiere comprar barco.
-¿Por qué?
-Tras el confinamiento, se busca una vía de escape igual que puede ser la montaña. Salir de la ciudad, pero aislado.
-¿Qué expectativas tiene puestas en la iniciativa de Gijón Azul?
-Ya que somos un puerto deportivo y estamos dentro de Gijón hay muchas formas de potenciarlo: un carril bici que llegue hasta aquí, un paseo que te evite pasar las barreras del puerto, un transporte público...No dejamos de ser un puerto deportivo con servicio al ciudadano, con el hándicap de que al estar dentro de El Musel perdemos muchos contactos de ese tipo.
-Se sienten apartados.
-Todos los puertos deportivos de España tienen una ciudad detrás. Nosotros no. Somos el puerto olvidado dentro de Gijón. Preguntas a un gran porcentaje de los ciudadanos si nos conocen y no. Queremos que cuando el Ayuntamiento de Gijón se acuerde de la náutica recuerde que la ciudad tiene dos puertos con diferentes características y que ambos dan un servicio.
La pesca deportiva
-¿Qué hacen ustedes para dar a conocer el puerto?
-Somos uno de los fundadores de la asociación de puertos del norte Normarinas, que impulsó el proyecto de Navega el Camino. También formamos parte de la asocaición Anen, hacemos regatas con el puerto de Avilés y tenemos un velero patrocinado.
-¿Algún otro proyecto?
-Este año tenemos en proyecto hacer un campeonato internacional de pesca de altura y también queremos hacer uno autonómico, así como seguir con el memorial Luis Conde, que salió muy bien la primera vez.
-¿Hay relevo generacional?
-En la pesca deportiva, no. Los cupos cada vez son más pequeños, hay más restricciones y obligaciones... Me gustaría que la gente saliera más a disfrutar de la mar, con toda la precaución y la seguridad posible, pero la Administración pública no debería ser el problema para que estas aficiones se mantengan.