«Lo que ha hecho la alcaldesa Ana González es una pataleta de niña chica»

-El miércoles, al conocer la noticia, decía estar «triste e indignado». ¿Cómo está ahora?

-Igual. No le veo explicación cuando la relación ha sido cordial en los últimos veinte años, que son los que llevamos de gestión tanto con este gobierno como con otros de distinta ideología. Me siento muy apenado. Es un espectáculo que se lleva manteniendo por sí solo en Gijón y pagamos un canon de arrendamiento muy elevado, el triple que cualquier otro espectáculo que se celebra en la plaza. Es una pataleta de niña chica lo que ha hecho la alcaldesa.

-¿El triple? ¿Por qué?

-El arrendamiento de la plaza está tasado en 3.500 euros para cualquier actuación y por los toros pagamos más de 10.000 euros al día. Es un concurso público que sale y que yo, evidentemente, acepto. Pero para que se vea que no solo no estamos subvencionados, sino que estamos discriminados.

-¿Fueron fluidas las conversaciones entre ambas partes entre la feria taurina y el anuncio de la suspensión?

-Me sorprende todo esto, porque siempre han sido súper fluidas desde que nos pusimos a trabajar en tiempos de pandemia. Han modificado un contrato muy exhaustivo y escrupuloso y lo han amoldado a las necesidades actuales de la cartera del aficionado. Iba todo viento en popa. Lara Martínez, la responsable, ha tenido un contacto muy fluido conmigo desde el primer momento. Ha sido informada de todo y ante cualquier duda o inconveniente se le ha facilitado todo para resolverlo. El lunes, al finalizar la feria, nos dimos la enhorabuena y nos despedimos «hasta 2022, si Dios quiere, hasta el año que viene». La alcaldesa declaró ese día que los toros eran un espectáculo libre al que puede acudir todo el que lo desee y el miércoles sale con esta pataleta.

-¿Le pidieron explicaciones por el nombre de los toros?

-Yo no lo veo como un insulto. Sí me preguntaron quién ponía el nombre. Les dije que era el ganadero y que había una serie de factores de reglamentación y documentación que revisa y controla el libro genealógico de la raza bovina de lidia, que depende del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Y con eso quedó zanjada la consulta. Sorprendentemente, luego la alcaldesa salió con esas.

-Llegó a afirmar en EL COMERCIO que la Feria de Begoña no peligraba. Y de repente...

-Me he quedado perplejo. Lo que más me preocupaba en tiempos de pandemia era encontrar un equilibrio económico y la gente ha respondido. Lo hemos logrado. La feria de Gijón se mantiene con el paso de los tiempos, porque hay espectadores que la hacen posible. No recibe ninguna subvención o patrocinio público o privado. Se mantiene por la gestión de una empresa, que es la mía, y por el paso de los espectadores por la taquilla, que la hacen rentable. Nada más.

-¿Qué cree que hay detrás de la decisión?

-Creo que responde a las presiones más radicales del partido y de la izquierda más radical. No veo otra explicación. Se quieren cargar la fiesta de los toros. Es una ideología desde el lado más socialcomunista de la política. Quieren politizar los toros, porque simple y llanamente son un referente en nuestras tradiciones y en nuestra cultura. Igual que se avergüenzan de la bandera y de nuestro himno nacional, se avergüenzan de los toros y quieren acabar con ellos.

-¿Se sienten acosados?

-Acosados y desprotegidos. Ni siquiera he tenido opción a pedir una prórroga a la que ella manifestó por escrito que tenía derecho. En la de 2021 me ofreció la posibilidad de pedir la de 2022. Y ahora cancela cualquier opción, cuando ni siquiera la he pedido.

-¿Irá a los tribunales?

-Voy a emprender acciones legales. Es una decisión arbitraria. Sin ni siquiera haber pedido la prórroga ya tiene un juicio de valor predeterminado. No ha habido ni un solo incumplimiento en este contrato ni en los anteriores.

-¿Qué le supone económicamente no volver a Gijón?

-No lo sé, pero lo que más me preocupa es poder dar al aficionado lo que está demandando. Y no solo a él. Estoy casado en Gijón, con una asturiana. Y vivo muy a menudo allí, aunque mi domicilio esté en Madrid y el de mi empresa, en Valladolid. La hostelería y el turismo durante los días de toros hacen el agosto. Literal.

-¿De cuánto dinero hablamos?

-Hemos hecho alguna vez los cálculos: entre ocho y diez millones de euros. Los hoteles y restaurantes han estado llenos y aparte de lo que genera directamente cuenta lo indirecto, todo lo que se mueve en esos quince o veinte días de toros anteriores a la Fidma.

-¿Ve alguna posibilidad de que la alcaldesa dé marcha atrás?

-No tengo ni idea. Me da pena, porque no he tenido con ella un contacto tan fluido como me hubiera gustado en estos años. No la puedo juzgar, porque no la conozco, pero espero que sea inteligente y rectifique. Hay que gobernar para todos. Lo único que pido para la gente del toro y para el aficionado es el mismo respeto que yo tengo hacia otra serie de espectáculos.

-¿Se siente respaldado?

-Por supuesto. Y desde aquí doy las gracias a El Juli, que ha tardado minutos en hacerse eco de esto, a José Mari Manzanares, a Morante, a Roca Rey, a Daniel Luque, a la Unión de Criadores de Toros de Lidia... Porque esto es un atropello, hoy es con lo toros, pero mañana puede ser con el circo y pasado con las piraguas. Es penoso que gobiernen para una minoría cuando dicen que lo que defienden es la democracia.

-Se puede pensar que el mundo del toro va a la baja...

-Este año he visto más gente en los toros en Gijón y en el Puerto de Santa María que nunca. Tengo sobrinos en Gijón de entre 14 y 19 años que me han pedido reservas de entradas para ellos y sus amigos. La afición está más viva que nunca. La gente quiere oferta de ocio y acude allá donde se la damos de calidad. Quererlo coartar, querernos minar como están pretendiendo algunos partidos socialcomunistas, me parece penoso.

-¿Pervivirá la fiesta?

-Los toros tienen mucha fuerza en nuestra sociedad, están muy arraigados en nuestras costumbres y en la economía del país. Somos el segundo espectáculo de masas, después del fútbol, que más IVA paga. No lo olvidemos.