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No pudo ser. El vía crucis de la esperanza que organizó el Arciprestazgo de Gijón este Viernes Santo en el parque de Isabel la Católica no llegó a término. Al menos, no de la manera que habían previsto y deseado los feligreses. Las condiciones meteorológicas de la jornada y el amago de lluvia que se vivió al mediodía hicieron que los devotos optasen por realizar el vía crucis en el interior de la parroquia del Corazón de María, a salvo de las inclemencias del tiempo.
Con el templo a rebosar, a las doce y cuarto del mediodía arrancó el recorrido por las 14 estaciones del camino de Jesús hacia la cruz, presidido por seis sacerdotes del Arciprestazgo de Gijón (y un séptimo en el altar), pero con la ausencia del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, un habitual de esta tradicional cita gijonesa.
Seguido por una gran multitud de feligreses, las comunidades religiosas que forman parte del Arciprestazgo de Gijón se encargaron de preparar cada una de las catorce estaciones. La primera de ellas estuvo a cargo de la Comunidad Neocatecumenal que, tras leer su parte, hizo una reflexión sobre «los niños que no dejamos nacer, los que dejan su vida cruzando el mar, los que no tienen techo, los que sufren los horrores de la guerra y los ancianos que están solos».
También meditaron sobre las cruces que cargan los jóvenes, como «la presión social, el miedo al fracaso, la falta de sentido, las heridas emocionales y la incertidumbre del futuro».
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