El gobernador de California llama «dictador fallido» a Trump y advierte que la democracia «está bajo ataque»
Newsom llama a los estadounidenses a «reflexionar sobre este momento peligroso» y asegura que su Estado es solo «el primero» tras el despliegue militar en Los Ángeles, que vive su primer día bajo el toque de queda
Caroline Conejero y Miguel Pérez
Miércoles, 11 de junio 2025, 07:31
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha asegurado que la democracia en Estados Unidos «está bajo ataque» y acusado a Donald Trump de una deriva ... hacia el «autoritarismo» tras haber ordenado por su cuenta el despliegue de 4.800 miembros de la Guardia Nacional y marines en Los Ángeles.
En el discurso crítico más duro que se recuerda de un líder estatal contra el presidente del país, Newsom ha pedido a los estadounidenses que «reflexionen sobre este momento peligroso» y ha comparado al líder republicano con «otros dictadores fallidos». Asimismo, ha advertido que lo que está sucediendo en la principal ciudad de su Estado será únicamente el comienzo de otro comportamientos intransigentes. «No se trata solo de protestas aquí en Los Ángeles. Se trata de todos nosotros. California puede ser el primero, pero está claro que no terminará aquí. Otros Estados son los siguientes. La democracia es lo siguiente», ha declarado en un tono especialmente grave y mordaz. Su Ejecutivo se prepara para denunciar a Trump por violación de las leyes fundamentales.
El discurso del dirigente demócrata este martes por la noche (madrugada de miércoles en España) establece un punto de inflexión en el conflicto entre la Casa Blanca y la autoridad del Estado en California. Nunca en la historia política reciente de EE UU se han cruzado acusaciones de este voltaje con la única excepción de las que rodearon el triunfo del demócrata Joe Biden en las elecciones de 2020 y desembocaron en el desastre del asalto al Capitolio por miles de fanáticos y seguidores del trumpismo en enero de 2021. El inquilino de la Casa Blanca ofreció anoche, por su parte, un árido discurso en la base militar de Fort Bragg donde llamó al gobernador «Newescoria» y calificó los disturbios en Los Ángeles como una «invasión extranjera».
La ciudad se adentrá este miércoles en un espacio de gran incertidumbre Los ciudadanos del centro han pasado su primera noche bajo el toque de queda decretado por la alcaldesa, Karen Bass, para evitar que las protestas en las calles sean aprovechadas por delincuentes que asaltan los comercios. Los marines y militares de la Guardia Nacional comenzarán también esta mañana a escoltar a los agentes antiinmigración en las redadas en una imagen inédita que muchos ciudadanos comparan con la «toma militar» y una especie de «estado de sitio» de Los Ángeles. Un nutrido grupo de veteranos del ejército ha condenado el despliegue de tropas en «este conflicto, que es civil», mientras las manifestaciones se han extendio a Nueva York, Boston, Chicago, Dallas, Tampa, San Francisco, Seattle, Filadelfia, Atlanta y Nueva Orleans.
Al Gobierno de California le queda la baza de la denuncia contra la Casa Blanca por violar su soberanía después de que un juez federal haya denegado su solicitud para que el Pentágono retirase las tropas de Los Ángeles. El magistrado, Charles Breyer, es un exfiscal del 'caso Watergate' de tendencia liberal, que fue nominado por primera vez al Banco Federal por Bill Clinton en 1997. Su fallo abre la puerta a que el Departamento de Defensa mantenga a los militares desplegados en la ciudad californiana durante los próximos sesenta días.
Newsom ha expuesto algunos ejemplos de las detenciones realizadas por la agencia de inmigración para demostrar que se trata de una acción generalizada y no solo centrada en personas con antecedentes «peligrosos», como lo ha calificado el propio Gobierno republicano. Entre ellos ha citado el de una mujer en avanzado estado de gestación y el arresto de una niña de cuatro años. «Si algunos de nosotros pudieran ser secuestrados de la calle sin orden judicial, basándose únicamente en la sospecha o el color de piel, entonces ninguno estaría a salvo», ha dicho el gobernador demócrata. «Los regímenes autoritarios empiezan por atacar a las personas con menos capacidad de defensa. Pero no se detienen ahí».
El político, que es regularmente considerado como un referente para el futuro de los demócratas, recordó el asalto al Capitolio en 2021 y dijo que es una prueba de que Trump «no se opone a la anarquía y la violencia mientras le sirvan». Le recordó como el presidente que ha despedido «a los organismos de control que podrían exigirle responsabilidades por corrupción y fraude», así como el individuo que ataca a las universidades y el poder judicial, que son las «bases de una sociedad civil ordenada». También alertó de que el republicano «ha declarado una guerra contra la cultura, contra la historia, contra la ciencia y contra el conocimiento mismo». Newsom concluyó con un alegato dirigido a todos los estadounidenses: «Tómense tiempo y reflexionen sobre este momento peligroso».
Trump, en Fort Bragg
Donald Trump inauguró este martes la semana de celebraciones del 250 cumpleaños del ejército estadounidense con un discurso en la base militar de Fort Bragg en el que, como era de esperar, aludió a las protestas contra las redadas de los agentes de inmigración en Los Ángeles. En una alocución más politizada que centrada en festejar el aniversario, el presidente estadounidense no tuvo reparos en calificar estas manifestaciones y los disturbios en el centro de la ciudad como una «invasión extranjera», remarcando la presencia de banderas mexicanas en las concentraciones. Durante el fin de semana, al menos decenas de migrantes indocumentados han sido detenidos y varios de ellos deportados automáticamente a México.

Trump mezcló teorías de la conspiración y acusaciones a los funcionarios demócratas para justificar el envío por propia decisión de 4.100 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines a la ciudad. «Esta anarquía no tolerará», señaló el líder republicano, que ha conseguido desviar la atención política en Washington en un momento de fuertes disidencias internas en su partido sobre la conveniencia de aprobar su proyecto de ley fiscal.
La atmósfera festiva en Fort Bragg, en Carolina del Norte, la instalación militar más grande del país y sede del Comando de Operaciones Especiales del Ejército, los boinas verdes, y la 82 División Aérea, recordaba a una feria estatal, amenizada con atracciones para las familias, artillería, camiones y helicópteros estacionados en el césped, desfiles, y como no, puestos con parafernalia política del movimiento MAGA. Esta semana de celebraciones culminará el sábado con un espectacular desfile militar en Washington D. C., que coincidirá con el cumpleaños de Trump, quien ha amenazado con el uso de fuerza a los que protesten en las calles.
En su discurso a las tropas, el presidente atacó repetidamente a sus rivales políticos demócratas y describió las protestas de Los Ángeles como producto de la violencia de inmigrantes procedentes, según él, de prisiones e instituciones mentales de África y Asia. «Los incompetentes Newsom y Bass (alcaldesa de la ciudad) pagan a los alborotadores, agitadores e insurrectos», bramó Trump, «en un intento de anular la ley federal y ayudar a la ocupación de la ciudad por invasores criminales».
A su juicio, Los Ángeles habría «sucumbido» si él no hubiera enviado a la Guardia Nacional, obviando que la mayoría de los alborotos han sido sofocados por la Policía estatal y local y que el gobernador de California desplegó este martes 800 nuevos agentes. A quienes portaban banderas mexicanas, el inquilino de la Casa Blanca los llamó «alborotadores con el objetivo de continuar la invasión extranjera» y dijo que los manifestantes habían utilizado como munición contra la Policía cascotes «apilados de antemano en las aceras».

La misma teoría la utilizó repetidamente durante las protestas de Black Lives Matter en 2020, cuando su Administración inundó las redes con videos de montones de ladrillos y restos de obra que luego se demostró habían sido grabados en edificios en construcción. Ya entonces, Trump desacreditó al movimiento antiracista como un grupo dirigido por «anarquistas antifa y profesionales».
Los «francotiradores coreanos»
El presidente estuvo acompañado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario del Ejército, Dan Driscoll. Anunció su intención de subir el salario a los militares y celebró que la base recuperase el nombre de Fort Bragg después de que su predecesor, Joe Biden, lo cambiara por el de Fort Liberty.
El nombre original de la base honraba al general Braxton Bragg, del frente confederado de Warrenton (Carolina del Norte), dueño de esclavos y conocido por sus derrotas en batallas clave de la Guerra Civil que llevaron a la caída de la Confederación. La Administración demócrata decidió sustituirlo dentro de una operación para eliminar las referencias confederadas en el ejército. Con la llegada del Gobierno republicano, Hegseth volvió a recuperar la deominación Bragg, pero en homenaje al paracaidista Roland L. Bragg, héroe de la Segunda Guerra Mundial que obtuvo la Estrella de Plata y el Corazón Púrpura por su coraje en la Batalla de las Ardenas (Bélgica). El rebautizo de la base la distancia así de la divisiva guerra civil y celebra el papel más honorable del ejército norteamericano.
No solo Trump se ha excedido en los últimos días en epítetos sobre ls protestas de Los Ángeles. El agitador ultraconservador Steve Bannon las ha comparado con el comienzo de la «Tercera Guerra Mundial» mientras el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, ha pedido la intervención de «francotiradores coreanos». También Stephen Miller, el arquitecto de las medidas antiinmigración más draconianas del Gobierno, tildó de «insurrectos» a los manifestantes y añadió que las autoridades demócratas de California son cómplices de las »turbas» y protagonizan una «rebelión abierta» contra el Gobierno federal.
Un artículo en el 'Wall Street Journal' sitúa precisamente a Miller en el origen de todas estas protestas después de que, frustrado por los «bajos números» de deportaciones, mantuviera una reunión con los agentes de inmigración a finales de mayo para elevar la cuota de detenciones diarias. Como ha sucedido en Los Ángeles, se trataba de buscar y arrestar a los inmigrantes sin documentos en supermercados, grandes almacenes y centros de trabajo. «Simplemente, salgan y detengan a los extranjeros ilegales», ordenó a los jefes de la agencia.
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