Texas amenaza con desatar la guerra civil entre partidos
El gobernador ordena el arresto de los diputados que se marcharon para evitar el cuórum y varios Estados avisan de acciones similares
La asambleísta texana Vikki Goodwin asegura que el domingo puso en la maleta ropa para dos semanas, cuando se fugó del Estado con medio centenar ... correligionarios demócratas para evitar el quorum que hubiera permitido a los republicanos aprobar el rediseño del mapa electoral y obtener cinco escaños más a su favor. Por mucho que sus hijos «estén ya crecidos» y su marido sea «muy comprensivo», es probable que necesite lavar para continuar lo que se anticipa como una ausencia indefinida.
El gobernador de Texas, Gregg Abbot, ha dado órdenes de detenerlos por incumplir sus deberes y amenaza con imputarlos por sobornos si aceptan donaciones para pagar las multas de 500 dólares diarios que se les ha impuesto. La verdadera amenaza es, sin embargo, la guerra civil que ha desatado entre demócratas y republicanos de todo el país.
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«Gané Texas. Obtuve el mayor número de votos en la historia de Texas, como seguramente saben, y tenemos derecho a cinco escaños más», dijo este martes el presidente, Donald Trump, en una entrevista con la CNBC. El Partido Republicano tiene en Washington una escasa mayoría de 220-212 en la Cámara de Representantes, pero lejos de pensar que el desgaste lógico del gobierno le haga perder el control en las elecciones de medio mandato, como es tradición, el jefe de la Casa Blanca parece tener ya un plan para aumentar su margen de poder. «Podría haber otros Estados en los que ganemos (más escaños), nos apuntaremos otros tres, cuatro o cinco. Texas será el más gordo», había adelantado el mandatario a los periodistas en junio.
Sus palabras, este martes, eran la confirmación de que no está dispuesto a perder los comicios del año que viene, en las que los demócratas han puesto todas sus esperanzas para frenar la espiral autoritaria que vive el país, con su intento de retomar el control de la Cámara Baja. La redistribución de los distritos electorales acorde con los intereses políticos del partido que gobierna ha empezado en Texas, pero amenaza con propagarse por todo el país.
«Se acabaron las contemplaciones, nos hemos quitado los guantes. Nosotros también podemos jugar a ese juego», advirtió la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, en conferencia de prensa con una de las legisladoras texanas fugadas. «Esto no está ocurriendo solo en Texas, tendrá repercusiones en todo el país», prometió.
California, donde la pugna por la redistribución de los asientos al Congreso data de los tiempos de Ronald Reagan, no ha tardado en ponerse en pie de guerra, frenada solo por el hiato veraniego, que tiene a los representantes del Estado de vacaciones hasta el día 18. «Es causa y efecto, se desencadenará o no en función de lo que ocurra en Texas», dijo el gobernador, Gavin Newsom. «Espero que hagan lo correcto, y si lo hacen, entonces no habrá motivo para que tengamos que actuar».
Oposición «vehemente»
La sola declaración de intenciones ha caído como un trueno en la oficina de uno de sus predecesores, Arnold Schwarzenegger, que convirtió la batalla contra la politización de los distritos electorales en piedra angular de su administración. El actor que encarna 'Terminator' en el cine no se ha pronunciado públicamente al respecto, pero su oficina ha dicho que «se opone vehementemente».
«Su opinión sobre todo esto es lo que todos aprendimos en preescolar o en kindergarten: que dos errores no hacen un acierto», dijo su portavoz Daniel Ketchell. «Cree que el gerrymandering es perverso. Le quita el poder al pueblo y se lo da a los políticos. Le parece perverso, lo hagan donde lo hagan».
Durante su mandato como gobernador de California lanzó en referendo la creación de una comisión independiente que arrebatase ese poder a los legisladores. Para cambiarlo Newsom tendría que volver a pedir venia al electorado californiano. «Si lo pone en las papeletas es porque ya ha echado números y sabe que pasará. Le preocupan más sus aspiraciones presidenciales que la redistribución del mapa californiano», dijo a 'Los Angeles Times' el estratega republicano Jon Fleischman.
Plantar cara
Sin duda el cálculo electoral sobrepasa con mucho las elecciones legislativas del año que viene. Los presidenciables demócratas han tomado la temperatura a sus bases para descubrir que están indignadas con la inactividad del partido ante los avances del Gobierno de Trump. «La gente quiere que alguien plante cara y diga: miren, ustedes se han pasado», interpretó en conferencia de prensa el lunes la representante estatal de Texas Ann Johnson, una de las que han huido. «La gente está desesperada para que actuemos y apoyan lo que estamos llevando a cabo».
Lo decía desde Chicago (Illinois), donde el gobernador JB Pritzker se perfila como otro aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata. En los últimos meses ha viajado por todo el país instando a su partido a enfrentarse con más firmeza a Trump, denunciando el «incrementalismo» y a los demócratas que «no hacen nada». En su opinión, la formación no está respondiendo con suficiente urgencia política a los cambios graduales que se están llevando a cabo desde el Ejecutivo federal, por lo que pide abandonar la mentalidad de «tibieza», frente a la «crueldad» del Gabinete, dijo en New Hampshire en abril pasado, uno de los Estados críticos para las primarias.
Los legisladores fugados han decidido refugiarse en su Estado de Illinois, donde Pritzker les ha abierto los brazos y califica su decisión de «un acto de valor», dijo el lunes. «Cuando le muestras a la gente que tienes voluntad de luchar, ellos también sacan fuerzas para hacerlo», animó.
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