Extraordinaria y libre
Si algo significó para mí Pilar González del Valle, fue amistad. Amistad sobre todas las cosas. Si algo significó la Marquesa de la Vega de ... Anzo para Gijón, fue alegría. Alegría genuina; alegría de verdad. Se ha ido Pilar, y en la consternación de quienes la quisimos brilla el recuerdo de ese Gijón libre, orgulloso y desacomplejado que la Marquesa siempre proyectó y contribuyó a forjar.
Nuestra ciudad tenía para ella todo lo que tienen las cosas buenas, las cosas que se cuidan de verdad. Pilar González del Valle encontró en Gijón un verano eternamente joven y el cariño de un grupo de amigos inabarcable que ella siempre hizo sentir familia.
La Marquesa de la Vega de Anzo era elegancia y generosidad, un caos emocionante con una capacidad innata para entender momentos y generar emociones. Allí donde estuviera, hablaba de Gijón y de la Feria de Begoña. Una feria que siempre valoró y supo cuidar como nadie.
Como alcaldesa, puedo decir que cada vez que Gijón la necesitó, Pilar González del Valle estuvo y supo estar. Valiente cuando había que serlo, suya es buena parte de la culpa de que hoy Gijón presuma de una plaza de toros centenaria. Allí, en el coso de la carretera de Villaviciosa, en esa plaza de El Bibio en la que siempre encontró resguardo, Pilar deja un vacío imposible de llenar. Hay formas de torear que no se vuelven a ver y aficionados que no se repiten.
El paso de Pilar por esta vida fue el de una buena verónica. Pausada pero enérgica, vertiginosa pero disfrutable; genuinamente emocionante.
Gijón perdió hoy a una de sus grandes valedoras, a una mujer buena, extraordinaria y libre.
Sus amigos hemos perdido algo más.
Sirvan estas palabras como el mayor de los pésames a su familia.
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