Misas y políticos
El 8 de septiembre se ha convertido de hace unos años para acá en todo menos en lo que tiene que ser, el día de ... encuentro de toda la sociedad civil asturiana. Y recalco lo de civil, porque aunque la fiesta de la comunidad coincida con la festividad de la Santina, ese octavo día del último mes de verano no se trabaja por decisión divina, sino porque los asturianos celebramos nuestra identidad. Y lo seguiremos haciendo por mucho que el arzobispo Jesús Sanz Montes se empeñe cada 8 de septiembre en tener un protagonismo más allá de lo religioso. Pero no toca hablar de monseñor, sino del papel de las instituciones en este día.
Juan Cofiño, presidente de la Junta General, ha decidido acudir este año a la misa de Covadonga. Entiende que no hay motivos para mantener el plantón del pasado año, cuando tanto él, como el presidente del Principado y la delegada del Gobierno no acudieron a la Basílica en protesta por la politización que Sanz Montes hace de ese acto. Ni siquiera que monseñor se haya referido hace unas semanas a los musulmanes como «moritos» o que considere como un «rifirrafe» sin importancia el genocidio que Israel comete en Gaza es suficiente para Cofiño para este año quedarse, como el anterior, en casa.
Pero tampoco el tema debe centrarse en su decisión. Ni en que Barbón y Adriana Lastra se mantengan firmes en su negativa de, con su presencia, blanquear discursos que pueden rozar el delito de odio. Donde debe centrarse el asunto es en qué actos religiosos debe haber presencia institucional. O lo que es lo mismo, en la urgencia de disponer de un reglamento de laicidad en una comunidad que, como el Estado, es aconfesional. En Francia, por ejemplo, este debate no existe. Su legislación delimita muy bien la presencia institucional en actos religiosos. Lo que no se puede en Asturias es tirar la piedra diciendo que a Covadonga no se va como protesta a la politización del acto y esconder la mano al no asumir la necesidad de regular la presencia institucional en actos religiosos. A Dios lo que es de Dios y a los asturianos lo que es de los asturianos.
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