Maduro, en horas críticas
El tráfico de drogas, que cada día que pasa cobra mayor gravedad especialmente en América, está empezando a sufrir quizás su mayor persecución. Donald Trump, ... el presidente norteamericano que actúa por impulsos, parece empeñado en erradicarlo, al menos cuando afecta a los Estados Unidos, donde es más grave y el mayor mercado clandestino. Los trabajos de la DEA, la agencia creada para el control de narcóticos, lleva mucho tiempo persiguiéndolo y acumulando información que sirve ahora a la actual Administración para dar un paso al frente con el recurso a sus poderosas fuerzas armadas. Desde hace varias semanas, unidades de la Flota han atacado a embarcaciones sospechosas de transportar drogas en aguas internacionales del Caribe.
Ya han sido 19 las supuestas narcolanchas abordadas y 79 el número de muertos. Dos sobrevivientes confirmaron la mercancía que transportaban. Intervenciones tan rápidas y carentes de aprobaciones legales han despertado algunas críticas, pero Trump las desdeña con un ejemplo que desde el derribo de las Torres Gemelas impacta en la opinión pública: «El narcotráfico causa más víctimas que Al Qaeda». Pero nada parece indicar que la campaña vaya a terminar así, al menos en el Caribe y el Pacífico, de donde procede el grueso del comercio de drogas: también hay dos gobiernos sospechosos de estarlo protegiendo, si es que no aprovechándolo en beneficio propio, el venezolano del dictador Nicolás Maduro y el colombiano del ex guerrillero Gustavo Petro.
Varias unidades de la Flota rodean las costas de Venezuela en un anticipo de vigilancia y amenaza que en las últimas horas se ha consolidado con la incorporación aún más amenazadora del portaviones 'Gerald Ford', el buque insignia de la armada. Fácil es imaginarse que no está allí en viaje turístico y el propio Maduro y sus militares implicados son conscientes de lo que se les avecina. En una de sus aparatosas reacciones, Maduro ha ordenado precauciones militares, con la movilización de 200.000 efectivos para hacer frente a una temida invasión. Entre las medidas está la protección de centros neurálgicos, como centrales eléctricas que podrían ser los primeros objetivos de bombardeos. Esta vez el propio dictador parece ser el objetivo prioritario del ataque.
El principal temor que reflejan los responsables del régimen venezolano es que los Estados Unidos estén fraguando una intervención similar a la que hace 26 años llevaron a cabo en Panamá para detener a Noriega, acusado también de estar implicado en el tráfico de estupefacientes. En Venezuela, una intervención así es más compleja, pero ante el potencial tampoco podría resistir. Venezuela fue durante muchos años lugar de residencia y trabajo de miles de emigrantes asturianos que contribuyeron eficazmente al desarrollo del país. Pero con la implantación del 'chavismo', la política que a imitación del régimen cubano impuso la dictadura y destrozó la economía, muchos tuvieron que regresar a España. Actualmente quedan 6.300 que reciben ayudas del Principado para subsistir.
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