Nauseas
La comparecencia de Sánchez ante la comisión de Investigación del caso Koldo me resultó nauseabunda. Chulesco, evasivo, desmemoriado, faltón, grosero, en fin, al más puro ... estilo Sánchez. Dijo que la Comisión era un circo (se olvidaba que el espectáculo giraba en torno a él y sin querer se convertía en el bufón principal). Mantuvo que la Comisión no era de investigación, sino de difamación, calificándola de poco seria y de buscar el desprestigio más que la verdad. Se olvida Sánchez que el Senado, junto con el Congreso de los Diputados, conforman las Cortes Generales, institución que representa al pueblo español. Degradando al Senado al papel de circo, insulta a todos los españoles a los que por alcance, está llamando payasos en su sentido más peyorativo.
¿Un Presidente de Gobierno en el ejercicio del cargo puede responder a las graves acusaciones de corrupción que pesan sobre su familia, su partido y sus colaboradores más cercanos con frases como 'no recuerdo', 'no me consta', 'no lo sé', 'no sabría decirle', 'lo desconozco', 'no tengo conocimiento'? Rotundamente no. Son frases que dejan al descubierto una falta de transparencia total. Pero ¿qué podíamos esperar del presidente mas mentiroso de la historia de la humanidad? Su degeneración es tal que, perdida la mayoría, quiere seguir gobernando. Se ha convertido en un okupa que provoca emesis.
También sufrí nauseas por los términos malsonantes pronunciados por algunos energúmenos durante la conmemoración del aniversario de la DANA de Valencia. 'Rata', 'hijo de puta', 'asesino', 'delincuente', estos son algunos de ellos. Sus autores tienen que ser gente de baja ralea, descarada, sin pudor, sin educación y sin sentido de la oportunidad. Claro que Mazón merece el oprobio ciudadano, claro que las personas que sufrieron en su carnes, en sus economías y en su salud los efectos de la DANA tienen que estar indignadas y cabreadas y, claro también que Mazón es un lastre para el PP porque al centrar sus críticas en él nos olvidamos de la responsabilidad de la delegada del Gobierno, de Marlaska, de Ribera, de Robles y del propio Sánchez («si necesitan ayuda que la pidan»). Pero proferir esos insultos en un acto religioso-institucional, desacredita a sus autores. Todo tiene un límite.
Porque, seamos claros: ¿hubiera cambiado el resultado final de la DANA de haber estado Mazón incorporado desde el primer momento al CECOPI, del que, por cierto, no forma parte? Rotundamente no, porque la riada era imparable y, por tanto, el resultado hubiera sido desastroso en vidas y bienes. Solo las obras de encauzamiento que Ximo Puig y Teresa Ribera paralizaron habrían evitado el caos. Las nauseas continuaron con el juicio al Fiscal General, personaje detestable donde los haya que ha acabado con el prestigio de la institución. Las declaraciones de Albares pidiendo perdón a Mejico por la colonización son de una vergüenza que provoca asco. El ministro Torres se presenta como objeto de bulos y falsedades cuando lo que se demuestra es que mintió descaradamente.
En fin, ¿dónde hay que situar el insultante nivel moral del sanchismo y el de quienes lo apoyan? Sin duda en las cloacas, pero unos y otros no deberían olvidar que en nuestra sociedad no hay caballo sin rienda.
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