Serrano Sinfónico

Y luego están los vuelos. Nuestro aeropuerto, durante muchos años desaprovechado y considerado de segunda, ha crecido exponencialmente de un modo que acaso no imaginaríamos. En la oferta que publica para este verano la verdad es que podemos salir de esta pequeña región del norte a casi toda Europa y eso nos pone en el mapa y nos permite recorrerlo. Entre el 30 de marzo y el 25 de octubre se prevén más de 8.000 operaciones desde nuestro aeródromo. La oferta nacional se ha incrementado con Jerez, Castellón y Melilla, y en Europa habrá 11 destinos para sumar a los 19 nacionales.

Volar es barato y seguro. Las compañías de bajo coste (aunque Ryanair haya cancelado el vuelo a Madrid desde Asturias) se han convertido en un instrumento imprescindible para la clase media. Un fin de semana en Londres, en Milán, en Frankfurt, es posible gracias a casi cualquier bolsillo gracias a estas aerolíneas y a los buscadores de hoteles y la oferta de apartamentos turísticos (tan denostados y tan necesarios también, conviviendo con la hotelería).

Y, a la inversa, todos esos aviones que van, vuelven, aunque les parezca una obviedad, y vuelven llenos, porque quieren conocernos y disfrutarnos. Las campañas públicas de turismo fuera de nuestras fronteras datan de hace 25 años y han hecho su efecto (la gente asocia el nombre Asturias a «Paraíso Natural» como si de un apellido se tratase) y las bonificaciones a las compañías aéreas que se ofertan desde el gobierno cada año son uno de los dineros mejor gastados. Que los asturianos salgan y otros nos vengan a ver es un coctel cultural, histórico y gastronómico difícilmente igualable por cualquier otro producto.

Así que ya sabemos que la primavera nos traerá una parrilla de vuelos maravillosa y que hay que apuntar ya en un buscador de esos que nos avisa cuando bajan los precios las fechas de las que uno dispone para salir un fin de semana o un puente, y ver España y Europa sin tener que volverse loco ni en tiempo ni en dinero.

Viajar es cultura, quedarse en encerrarse en uno mismo, dicen que decía Francis Scott Fitzgerald cuando le imputaban que no se paraba quieto nunca. Y viajando conocemos y compartimos. Y aprendemos. Y aprender es lo más bonito que hace el ser humano cada día.