Hipnocracia
Un amigo, que está al corriente de que estoy escribiendo un libro sobre la dictadura digital, me recomendó leer al poco de publicarse Hipnocracia. Lo ... firmaba el supuesto filósofo hongkonés, Jianwei Xun. Digo. «Supuesto» porque, después de comprarlo, me enteré que dicho autor no existe y su identidad es falsa. En realidad, quien escribió el libro fue el italiano Andrea Colamedici, coautor del mismo, junto dos herramientas de Inteligencia Artificial (IA): ChatGPT y Claude. Colamedici es fundador de Tlon Editorial, creador del Festival de Filosofía de la Trienal de Milán y profesor del curso de Inteligencia Artificial para Líderes en la 24ORE Business School. El autor no advirtió de las peculiares circunstancias que rodearon la creación del libro, incumpliendo la ley de la UE sobre IA. El caso representa propiamente lo que puede ocurrir a partir de ahora con las obras artísticas: que, en vez de ser hechas por humanos, pueden ser subproductos de IAs. Llegará el momento en que no seamos capaces de distinguir, a menos que aparezca en el etiquetado, quién ha sido el autor.
Está claro que vivimos en un ambiente de confusión digital, de manipulación de identidades, estafas, proliferación de perfiles falsos, chatbots y de lo que se denomina «posverdad», término que esconde una maraña retórica de matices, y cuyo significado es: «Que se refieren o denotan circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública, que lo que hacen los llamamientos a emociones y creencias personales». Estamos llegando al límite en lo que se refiere al manejo de nuestras ficciones. Por eso, es cada vez más urgente caer en la cuenta que de poco sirve tener toda la información a golpe de clic si en la jungla digital en la que estamos inmersos conviven por igual lo verdadero y lo falso, una teoría con su antiteoría, una hipótesis con su opuesta, un hecho con su contrario, apariencia con realidad, etcétera.
Es igual que tratemos de vacunas, conflictos bélicos, ideas políticas, teorías económicas, etcétera. Cualquier tipo de realidad cuenta con varias versiones opuestas entre sí y, por consiguiente, la era de la información es a la vez la era de la desinformación. Un peligro para las democracias y para poder orientarnos en ellas con un mínimo de certeza, por lo que el papel del periodismo es fundamental para poder distinguir la verdad de la ficción. Ya no estamos en el mundo Orwelliano, sino en algo mucho más sibilino en el que domina la apariencia de libertad y una comunicación ilimitada que da lugar a un desnudo involuntario de los sujetos. Se lleva a cabo por medio del 'smartphone' que portamos en nuestros bolsillos, en el que aparecen oleadas de datos, tanto verdaderos como falsos, e incluso, como en el caso anteriormente mencionado, se atribuyen obras a autores que ni siquiera existen.
Dice Andrea Colamedici, en boca de su pseudónimo (si me permiten denominarlo así) Jianwei Xun: «Hipnocrático es la condición en la que todos nos encontramos, la hipnosis en esencia. Es un estado de hipnosis masiva. Nos encontramos perpetuamente hipnotizados en el 'edging algorítmico', que es una especie de satisfacción siempre prometida pero nunca alcanzada (…). La hipnocracia es un sistema que produce datos, que genera información sin fin, pero que desalienta la producción de redes entre conocimientos. Esto es psicológica y culturalmente devastador, porque somos ante todo relaciones. Somos las relaciones que tenemos con la gente y el sentido surge de éstas. La hipnocracia es, ante todo, la eliminación de las relaciones mediante la sobreproducción de información».
'Hipnocracia' muestra un análisis luminoso de cómo actúa el poder para manipularnos. Ahora sé que el libro está coproducido con dos IAs y que Jianwei Xun no existe, pero creo que Andrea Colamedici no lo hizo para engañarnos ni para hacernos víctimas de una mentira, sino para que seamos conscientes de lo que debe ser la necesidad de establecer una relación crítica con la IAs, con las que, sin lugar a dudas, vamos a tener que convivir. Esta relación crítica consiste en superar la unidimensionalidad de utilizar las IAs solo para pedirle respuestas o soluciones a nuestros problemas; lo realmente importante es aprender a dialogar con ellas, utilizando hábiles 'prompts' (instrucciones) en los dispositivos para «producir contenido emergente, pues si solo preguntamos, haciendo de la IA un uso oracular, lo que hacemos es confirmar nuestros prejuicios».
El autor del libro ocultó su identidad y a las coautoras (las IAs) de la obra. Estoy seguro que en el mundo que se perfila sucederán muchos más casos como este, por lo que podemos deducir que las mentiras por ocultamiento, una vez descubiertas, serán más fáciles de disimular y justificar, que aquellas mentiras que podemos denominar «falseadoras». Estas últimas presentan información falsa como si fuese verdadera, cometiendo un daño irreparable en una sociedad que debe seguir incansablemente buscando la verdad en tiempos de hipnosis colectiva.
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