Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO

Charla de café con el bibliógrafo Arturo Muñiz

Miércoles, 17 de septiembre 2025, 02:00

Comenta

Xovero de nacimiento, Arturo Muñiz, es un cruce de 'asturgijonesgozoniegocandasín' que hace años se apeó en Gijón con sus baúles llenos de libros de historia ... de Asturias y, naturalmente, de esta su ciudad industrial y marinera, cuyo protagonismo urbano, social, político y religioso él sabe bien que no sólo lo tiene la playa de San Lorenzo ni el Sporting. Su pasión, su tiempo y su dinero los ha empleado desde su juventud en la búsqueda y adquisición de publicaciones de la asturias de todos los tiempos que sirvieran para descubrir, en este caso, el Gijón antiguo y moderno que se fue haciendo en las letras, escultura, pintura, arte, poesía, política, teatro: todo lo referido a un elenco importante de hombres y mujeres que dejaron, de diferentes formas y saberes, su impronta en nuestra ciudad. Item más de poseer una importante colección de alfarería asturiana que Arturo ha donado al Museo del Pueblo de Asturias. Y fue, como digo, en una de nuestras charlas de café, cuando Arturo me enseña un libro editado en 1923, en la imprenta La Rotativa', situada en la calle Menéndez Valdés, 20 de Gijón, titulado: 'La poesía lírica asturiana'. Un precioso libro, (que él mandó encuadernar) con discursos y trabajos poéticos leídos en la solemne fiesta de 'La poesía asturiana' celebrada en el teatro Jovellanos con éxito extraordinario, el día 18 de febrero del año 1923. En ese acto fueron leídos textos de autores (algunos presentes) como: José Caveda, Teodoro Cuesta, Pepín de Pría, Marcos del Tornillo, Pachín de Melás, Ramón de Campoamor, Vital Aza, Alfonso Camín, Rosario de Acuña, Pérez de Ayala, Carlos C. Jovellanos, Antonio Gamoneda… Y es que, de Antonio Gamoneda, padre de nuestro insigne poeta, residente en León, llamado también Antonio Gamoneda, conocemos, por el libro de Arturo Muñiz, el poema que el padre recitó en ese acto, que termina así: «No tengo hijos, ese refugio celeste, pero si tengo un hijo, poeta quiero que sea. Ser hombre es poco». Sí, digo yo, en este caso, Dios jugó a ser Dios, y le concedió a su padre este deseo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Charla de café con el bibliógrafo Arturo Muñiz