El todo teatral
José María Caso
Domingo, 23 de noviembre 2025, 01:00
El formidable genio e ingenio de Andrés Lima y compañía (director, dos dramaturgos, cuatro autores, siete actores más el coro —el programa nombra a 26 ... jóvenes, eran algunos menos, no los conté— más el habitual y estupendo equipo artístico de siempre, y un excelente equipo técnico) levantaron en el Niemeyer emocionándonos hasta el tuétano la impresionante y convulsa '1936', un relato polifónico, ópera profunda, altísimo teatro, épico Brecht, colectiva Ariane Mnouchkine, la del Theatre du soleil, @fascismovictorioso.es, terriblemente a lo Wagner pasado por la honda e insondable elegancia hasta la disonancia de Malher junto al magisterio de los más grandes dramaturgos españoles. O sea, todo.
El honor de '1936' (no quiero decir nobleza, su generosidad, su lección virtuosa) es la conmoción del espectador con lo representado, teatro al más alto nivel de aquellos gloriosos griegos del siglo V antes de Cristo pero esta vez repensado y vuelto sobre sí mismo. Enseñanza de vida fundamentada en el análisis histórico de una ciudadanía que se resiste a la tragedia, cuenta la imposición del miedo con el que la barbarie consigue la dominación mediante el exterminio sistemático de la disidencia. Pero esa representación, una vez que atrapa al espectador, reflexiona sobre sí misma, es decir, extraña la actuación para indicarnos cómo es y de donde procede de modo que nos sitúa dentro pero también fuera de las circunstancias distanciándolas para reconcentrarse de nuevo sobre la acción. Por eso, el coro nos recibe sentados en nuestros asientos y algunos de los espectadores están en el escenario. Y por eso al final del tercer acto los actores y el coro se vuelven casi de espaldas o de perfil a la platea, no así a las patas y al foro, y saludan antes de irse a las cuatro bandas del teatro. Y es por ello que del coro se individualizan durante la representación ora unas ora otros del conjunto.
Este 1936, que ha ido reconcentrándose desde su estreno y primera gira en la pasada temporada en la que como en esta segunda ha colgado el cartel 'no hay entradas' desde su primera en el Valle-Inclán de Madrid, llega con una actriz menos, algunos añadidos y otros cambios. Pero eso importa nada porque mantiene la misma duración, intención y emoción. Son tres actos entre una proteica obertura deportivo-militar y un memorable cierre vindicativo-desolador con magníficos vestuario y escenografía de Beatriz San Juan, iluminación de Pedro Yague, ambiente sonoro de Jaume Manresa; imprescindibles y estupendos los integrantes del Coro de Voces Jóvenes de Madrid alrededor y junto a unos soberanos Cristina Arias, Mamen Camacho, Antonio Durán, Morris, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa. El brillantísimo y versátil elenco de este todo teatral contemporáneo y clásico que es '1936' saludó la segunda de las tres veces bandera palestina en mano que allí dejó sobre el escenario en una más de las múltiples referencias explícitas e implícitas a la actualidad de esta función con escritura impecable de Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga.
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