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Cantaba el mítico Bob Dylan aquello de que 'Los tiempos están cambiando' ('The Times They Are A Changin', álbum publicado en 1964) y sus seguidores ... coreaban la letra sin saber muy bien lo que quería decir, aunque se intuía. Dylan siempre tuvo un estilo críptico y enigmático y sus palabras parecen proféticas para este momento porque ahora sí que están cambiando los tiempos y creo que no sabemos hasta qué punto van a cambiar. Se avecinan tiempos convulsos, de extraordinaria incertidumbre y al igual que cuando chocan dos placas tectónicas, da lugar a devastadores terremotos y a una nueva orografía, ahora podría suceder lo mismo. En ese choque entre los dos colosos (Estados Unidos y China), Europa va a quedar en la nada y aquellos países que tengan incoherencias estructurales lo van a pasar muy mal. Por eso, las advertencias lanzadas por la directora del FMI (Fondo Monetario Internacional), Kristalina Georgieva, sobre la situación española, merecen ser analizadas.
Georgieva, economista búlgara, es esa rara mezcla surgida de los que vivieron las 'bondades' del Telón de Acero y que ahora tienen un papel destacado en un organismo representativo de las finanzas occidentales, como es el FMI. Quizá por eso, Georgieva acostumbra a lanzar sus mensajes como un corte de láser. Es decir, preciso, firme y breve. No desperdicia su tiempo en mensajes estériles. Sus advertencias, han sido las siguientes:
En primer lugar, resalta la insostenibilidad evidente del sistema de pensiones español por varias razones como son la pirámide poblacional española, el hecho de que los sueldos de los jóvenes sean mucho más bajos que los de aquellos que están a punto de retirarse y, sobre todo, la evidencia matemática de que hacen falta casi cuatro cotizantes por cada pensionista y en España sólo hay dos. (En Asturias hay paridad, un jubilado por cada persona activa… por eso es para echar las manos a la cabeza cuando se lee que se ponen trabas a muchas iniciativas privadas que pretenden aterrizar aquí, como ahora las Universidades Privadas). Georgieva evidencia que el desfase brutal de las pensiones, sólo puede ser corregido de cuatro modos. El primero es subiendo las cotizaciones de un modo radical, lo cual conduciría a un gran desempleo. El segundo aumentando más y más la deuda pública con lo cual llegará un momento en el cual el peso financiero de dicha deuda nos coma el presupuesto. El tercero aumentando en gran medida los impuestos, con lo cual se reduciría el consumo y aumentaría el paro. El cuarto, disminuyendo el importe de las pensiones. (Opción injusta porque hace pagar a los nuevos jubilados los despilfarros e incoherencias de muchos años). Georgieva resalta que España sigue siendo un país con un alto índice de desempleo y con claros problemas de productividad y eso dificulta la salida del problema.
La segunda advertencia de Georgieva es respecto a la medida buenista consistente en imponer de forma unilateral la reducción de jornada pasando de 40h a 37,5h, pero con el mismo salario y la misma cotización. Esa reducción implica dificultades de tipo operativo en muchas empresas porque en una micropyme resulta casi imposible contratar a una persona por 2,5h/semana y asumir esa reducción horaria implica reducir el tiempo de apertura al público y, en consecuencia, las ventas. Además, pasar de 40h a 37,5h con el mismo salario, supone un aumento del 6,66% de costes salariales. Georgieva recalca lo poco conveniente que resulta imponer una medida de ese tipo sin acuerdos entre las partes, pero la vida se ve diferente cuando se pasean los modelitos de Chanel y a la vez se reparten bofetadas para los autónomos y pymes porque se desconoce absolutamente la realidad, balbuceando argumentos ridículos.
En el tercer corte de láser de Georgieva advirtió que desde el 2018 el SMI aumentó en España más del 70%, llevando a muchos convenios a la situación surrealista en la que muchas categorías profesionales ya tienen el mismo salario, restando todo tipo de incentivo para la carrera profesional y para los ascensos. Ninguna persona querrá asumir responsabilidades en el trabajo si va a ganar lo mismo que pasando la escoba.
Y el cuarto corte de láser va dirigido al mercado de la vivienda, donde Georgieva recuerda que cada vez es más difícil el acceso a la misma, tanto en alquiler como en compra. Culpar de esa situación, como se está haciendo, al arrendador que tiene un piso alquilado, pagado con los esfuerzos de una vida o heredado de los esfuerzos de sus padres, es muy injusto y de una miopía y estrabismo alucinante. Georgieva recuerda que las medidas protectoras de los morosos y okupas ahuyentan a los arrendadores y eso encarece la vivienda y dificulta su acceso para el resto de las personas que carecen de vivienda, lo cual es tan de sentido común que parece mentira que haya que decirlo. El mercado de la vivienda, como cualquier otro, se rige por oferta y demanda (curso primero de la Facultad de Económicas, lección primera o segunda como mucho). La realidad es que aunque la población española no ha aumentado mucho en las últimas décadas, la necesidad de vivienda aumenta sin parar ya que el número medio de componentes por hogar disminuye constantemente. Es decir, hacen falta más viviendas pequeñas, con lo cual de los dos factores que influyen en el precio, ya tenemos que la demanda ha aumentado poderosamente. Por el lado de la oferta, las medidas adoptadas, cada una más disparatada que la anterior, espantan a los arrendadores con lo cual disminuye el número de pisos en alquiler. El resumen de ambos fenómenos, aumento de demanda y disminución de oferta, sólo puede ser el aumento de precios. Ante esa situación, hay dos posibilidades. La primera es aumentar la oferta (flexibilidad de permisos para construir, garantías de cobro para el arrendador, etc.) y la segunda es la bolivariana que consiste en topar los alquileres, con lo cual el problema se agrava aún más porque aumenta la escasez, aparece el mercado negro con pactos 'bajo manga', etc. Traducido a un ejemplo es como si ante un proceso catarral o gripal, en lugar de tomar alguna medicación que disminuya la tos, la solución fuese amordazar la boca para que el paciente no tosa… y acabe reventando.
Los tiempos que se avecinan no van a ser fáciles y mucho menos para países que se empeñen en ir en contra del sentido común y en contra de la eficiencia económica, de la productividad y de la competitividad. Para finalizar Georgieva, recomienda tres medidas que son: Aumentar la productividad, hacer reformas estructurales en la economía española y reducir drásticamente la tasa de desempleo. (Nada de todo eso va a suceder).
En los dibujos animados de mi niñez, una imagen icónica era aquella en la que alguien, totalmente inconsciente, estaba sentado sobre un barril de pólvora y, a la vez, jugaba irresponsablemente con una cerilla… hasta que volaba por los aires. La fiesta continúa.
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