El Nobel de Mokyr, Aghion y Howitt
Un humilde ciudadano de periferia de cualquier barrio industrial degradado vive mejor que un rey de hace varios siglos, y todo eso se debe al progreso tecnológico
Desde que en el año 1969 se otorgase el Premio Nobel de Economía a Frisch y Timbergen, la lista de laureados asciende a 99, ya ... que hay años en los cuales el premio es compartido. En la lista hay nombres icónicos que han influido en el pensamiento económico occidental como Samuelson, Hicks, Hayek, Friedman, Simon, Tobin, Modgliani, Miller, Nash, Lucas, Sen, Mundell, Akerlof, Kahneman, Shiller, Krugman, etc. Todos ellos, de algún modo, han dejado una huella indeleble en el pensamiento y en la evolución del mundo actual.
Y en el presente año, dicha distinción ha recaído en Joel Mokyr, Phillippe Aghion y Peter Howitt, por sus estudios en los cuales analizaron el crecimiento económico sostenido en los dos últimos siglos, el cual fue impulsado por la innovación. Ya, anteriormente, otros laureados como Robert Sollow habían resaltado que la innovación tecnológica juega un papel importantísimo en el desarrollo económico y en el bienestar de la población mundial. Basta dar un vistazo y ver los electrodomésticos que manejamos, internet, la inteligencia artificial, las redes sociales, los medios de transporte, los adelantos en medicina y un larguísimo etcétera que hace que hoy un humilde ciudadano de periferia de cualquier barrio industrial degradado viva mejor que un rey de hace varios siglos y todo eso se debe al progreso tecnológico. En un mundo como el occidental en plena decadencia, en el cual se priorizan las políticas estéticas y el reparto de riqueza en lugar de pensar en cómo generar progreso, avances tecnológicos y mejoras para todo el planeta, esta concesión de este galardón supone un soplo de aire fresco.
Una breve semblanza de los galardonados nos indica que Joel Mokyr nació en Holanda en 1946, es de origen judío, aunque afincado en Estados Unidos. Vinculado a la University of Northwestern, fue director de la Oxford Encyclopedia of Economic History, es autor de un libro publicado en español titulado 'La palanca de la riqueza. Creatividad tecnológica y progreso económico'. Mokyr resalta que la innovación tecnológica no siempre consigue implantarse en todas las sociedades, porque puede haber barreras de entrada que lo impidan, lo cual lastra a esos países en los cuales no se dan esas condiciones óptimas. (Mercado abierto, ausencia de corrupción, etc.). Mokyr recibirá el 50% del premio económico con el cual está dotado el Premio Nobel de Economía.
Los otros dos laureados son Phillippe Aghion, parisino nacido en 1956, vinculado a la London School y a Harvard y el canadiense Peter Howitt. Ambos, recibieron en el año 2019 el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimento. La obra de Aghion y Howitt, por la cual cada uno de ellos recibe un 25% de la dotación económica del premio, está centrada en el concepto del 'Poder de la Destrucción Creativa' donde resaltan que, a veces, hay empresas que tienen una posición de gran dominio en un mercado, las cuales pueden frenar la entrada de innovaciones para no perder su posición de privilegio, lo cual es negativo para la sociedad y para el progreso económico. Ambos resaltan, al igual que Mokyr, la importancia que tiene difundir socialmente las grandes ventajas que una innovación puede suponer para el progreso económico, con el fin de poder derribar los frenos que pondrán las empresas que gozan de una posición natural casi monopolística, las cuales sufrirán pérdidas si permiten la entrada de la nueva innovación que abriría el mercado a nuevos competidores y acabaría con su posición de privilegio.
El concepto de 'destrucción creativa' ya lo había popularizado el austriaco Joseph Schumpeter y la situación actual en la cual las patentes ya se originan en China más que en Estados Unidos, con Europa con un papel marginal, evidencia que hemos perdido el tren de la innovación y, por eso, ya no lideramos el mundo. La burocracia, que es por lo que apuesta Occidente con España como líder de dicha apuesta errónea, es como poner palos a las ruedas de la innovación. Unas ruedas que tienen que girar y girar con fluidez para que las siguientes generaciones puedan vivir mejor que la presente, cosa que ahora parece en duda.
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