Plagios: ¿una red criminal?
La autoridad académica puede tomar medidas frente al defraudador. Pero su capacidad de averiguación 'ad extra', hacia afuera, es muy limitada o nula. Salvo que el o la estudiante cante, poco se puede hacer
Esta semana he estado en Bilbao, en un tribunal de oposiciones, ante el que el profesor Íñigo Urrutia superó las pruebas de promoción académica con ... un excelente trabajo sobre la potestad disciplinaria de las universidades sobre el alumnado. La base de este ejercicio, que culminó las fases del concurso, era la Ley de 24 de febrero de 2022, de convivencia universitaria, que derogó un reglamento de 1954, prácticamente en desuso, por la época de expedición y por su exclusivo ánimo represivo de algunas conductas de los estudiantes. Ley nueva que nuestra Universidad reglamentó el 31 de marzo de 2023.
Esa norma estatal, desde su mismo título, quiere ser ponderada, proporcional y hasta un poco buenista. Censura y reprime las novatadas, las suplantaciones de personalidad, los ataques a la dignidad y, muy especialmente, los fraudes en los exámenes, con especial referencia a los plagios en tesis y trabajos de fin de Grado o Máster. En este último punto, por más que llevemos años disponiendo de herramientas de detección, ahora incrementadas por la IA, la ley no puede con todo: partiendo de que se pruebe el fraude, un rector no puede actuar sobre el cómplice de otra Universidad… o ajeno por completo a las aulas. A eso me referiré a continuación, reiterando lo rico del debate suscitado en este acto celebrado en la Universidad del País Vasco.
El hecho es que, regresado a Asturias, no sé si por el algoritmo de turno o por pura casualidad, comenzaron a saltarme en el teléfono anuncios de negocios –prefiero no decir empresas– dedicadas a realizar toda suerte de tesis y tesinas de finalización de estudios. Quedé impactado porque, aunque anuncios de «ayuda» para estos menesteres ya se venían colgando–-y a veces retirando– en los tablones por decanos y directores, la desfachatez de las ofertas actuales es diáfana, sin ningún disimulo. Cito algunas frases publicitarias de estos anuncios, que anteceden a un teléfono o página web: 'Nos encargamos de tu Trabajo Fin de Grado: por encargo, a medida, confidencial, garantizado. También TFM y Tesis Doctorales'. En otro anuncio, se lee. 'Hacemos TU TFG, TU TFM y tesis doctoral ¡por ti! Destaca con tu TFG/TFM/Tesis. Pedir presupuesto'. Y, en fin, para no cansar: '¿Estás listo para terminar tu tesis o TFM de una vez por todas? Hacemos tu TFM… Más de 1000 profesionales especializados'. ¿Cabe mayor golfería? ¿No encuentra el Ministerio Fiscal un asidero para agarrar a estas organizaciones, sin duda exitosas? ¿Está aplicando aquello de la intervención penal mínima, en favor de la potestad disciplinaria de los rectorados? Me parece escandaloso. Con publicidad a tope y alardeando de que hay más de mil sinvergüenzas que se dedican, mediante precio, a hacer trabajos de firma ajena. Un tribunal que examine una de estas memorias, podrá detectar -no siempre- la burla académica. Y digo no siempre porque, ahora, todos los Grados y Másteres exigen esa aportación escrita para su conclusión y titulación. Miles, muchos miles en toda España y una cosa es pillar un texto copiado, para lo que hay medios, y otro darse cuenta de que algo formalmente correcto no es obra de quien lo presenta. En las tesis, por la trayectoria del doctorando, quiero pensar que esto es más difícil de quedar impune, porque los evaluadores tienen/tenemos más elementos de contraste y comparación.
Pero vuelvo a la lucha contra estas organizaciones. La autoridad académica puede tomar medidas frente al defraudador. Pero su capacidad de averiguación 'ad extra', hacia afuera, es muy limitada o nula. Salvo que el o la estudiante cante, poco se puede hacer. Incluso, confesando el defraudador la autoría real, los rectores no tienen autotutela fuera de sus campus y tendrían que acudir a los tribunales. Por lo que, mejor y más rápido, es que la Justicia actúe de oficio ante esta provocación que, a la postre, trata de facilitar que personas sin conocimientos o actitud para terminar la carrera, acaben disponiendo de título y ejerciendo profesiones en las que atienden a terceros ignorantes de esta situación. Es más, en uno de estos señuelos publicitarios, se ve, a través del ojo de una cerradura, a un médico firmando una receta y la leyenda de 'Ése puedes ser tú inmediatamente'.
Conocí ya de esta situación hace muchos años, estudiando en Italia, donde, de forma por entonces disimulada, se acabó descubriendo una trama de plagios o meras clonaciones de tesis de licenciatura (Laurea) entre diversos puntos del país. Fue un gran escándalo y tuvo réplicas. Comportamientos repetidos, pero perfeccionados, porque el infractor es más listo que legisladores y jueces. Por eso hay que cambiar las normas a cada poco. Pero esta profusión de invitaciones a valerse de plagios íntegros, desborda todo lo humanamente soportable. Ignoro si la Conferencia de Rectores ha tomado cartas en el asunto, pero está claro que están siquiera sin barajar. O estas organizaciones gozan de inmunidad o hay que pedir un suplicatorio al maestro armero. En fin, en estos tiempos tan judicializados me escandaliza no tener noticia de instrucciones abiertas a lo que, con mi escaso conocimiento, me parecen redes criminales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión