La independencia de Estados Unidos no empezó porque los colonos querían formar una nueva nación, sino porque se rebelaron contra la subida del impuesto del ... té decretada unilateralmente desde Londres. La mayor huelga educativa de los últimos años en Asturias se inició el pasado junio por la eliminación de la jornada reducida en junio y septiembre a unos pocos docentes de infantil y primaria –al peso, una hora de más– y que acabó provocando la dimisión de la consejera de Educación y la huelga general de la enseñanza en Asturias. Pequeñas causas originan grandes efectos, dice el refranero. Y lo estamos viendo con el peaje del Huerna.
Dice Oscar Puente que «pagar el Huerna no es un problema central de Asturias». Tiene parte de razón el lenguaraz ministro que nos toca padecer. Los 15,60 euros que cada conductor abona por el peaje no son, ante los graves problemas que acechan al futuro del Principado, desde el envejecimiento a la desindustrialización, una cuestión capital. Pero es que detrás de este peaje laten la desigualdad entre regiones, la ilegalidad del pago, tal como nos recuerda la Comisión Europea, y, muy especialmente, algunos aspectos que el ministro Puente expone en sus recientes manifestaciones tales como el desprecio y la irrelevancia que para él tienen no solo los asturianos que hicieron a Cascos presidente, sino también el 'desenfocado' Gobierno socialista que encabeza Barbón. Y estas cosas que rayan con el insulto, son problemas centrales de Asturias, que incluso una mente tan poco sutil como Puente podría entender.
Escribo poco antes de marchar a la manifestación encabezada por el lema 'Asturias unida. Fin del peaje del Huerna' a la que, además del convencimiento de una causa justa, me impulsa a ir las burdas declaraciones de Oscar Puente. El Huerna, más allá de la continuidad de un peaje ilegal según el Consejo de Europa, simboliza la lucha contra la desigualdad entre territorios, la protesta colectiva y política contra el abandono de las infraestructuras en Asturias por parte Gobierno central. El peaje es solo la punta del iceberg del ninguneo de Asturias, recogido en el tono chulesco y zafio del ministro de Transportes.
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