El kiosco como última frontera
El viernes, quizá al rebufo de los Premios Princesa, se debieron vender más periódicos de lo habitual. En el kiosco se había agotado EL COMERCIO. ... Caminé unos doscientos metros por la misma calle hasta un segundo kiosco, en el que a veces adquiero periódicos de Cantabria, pero tampoco quedaba el que buscaba. A la tercera fue la vencida. Unos metros a la derecha, pude adquirir el ejemplar que buscaba. ¿No es sorprendente que en un radio de doscientos metros haya tres kioscos?
Entre las ciudades que mejor conozco están Santander y Sevilla. A Santander voy con menos frecuencia de la que deseo, para malcriar a mis nietos. En tres años he sido testigo de la desaparición de kioscos de prensa. Se cerraron los de la Plaza Pombo o el que estaba enfrente del mercado de la Esperanza. Para comprar El Diario Montañes en el centro quedan dos o tres sitios, el más 'atopadizo', en el paseo de Pereda. Peor es el caso de Sevilla. Muchos kioscos siguen con el toldo del ABC pero en el centro histórico solamente hay, que yo sepa, uno en plaza Nueva que vende periódicos. Desapareció hace años el famoso kiosco de la Campana, y luego le siguieron todos los demás. Me dice un kiosquero, vendedor de chucherías y figurillas de la Giralda, aunque en el frontal se lee 'Prensa', que hubo un problema con la distribución de periódicos, muy mal resuelto.
No sé si «Gijón lo tiene todo», como se titula el reciente video sobre la ciudad. En una imagen promocional es comprensible que las carencias se oculten. Y eso que con algunas de ellas se topará el viajero nada más apearse del autocar o, si viene en tren, cuando llega a la estación provisional que lleva camino de definitiva. Lo que se dice es una visión extremadamente optimista, pero sí tiene sus 'cositas buenas', como diría Paco de Lucía, y entre ellas los kioscos de prensa, mucho más numerosos que en otros lugares. El kiosco es, hoy por hoy, la última trinchera de la prensa en papel, del periódico impreso que, para muchos del siglo pasado, aún sigue siendo la manera más preferida y hermosa de leer la prensa. Y, por suerte, en Gijón no faltan, pero hay que mimarlos y cuidarlos.
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