Puentes y no muros
Hace años, asistí en diferido, dentro de las actividades de las clases de francés que nos daba Carmen Turiso, al debate presidencial entre Georges Pompidou ... y Francois Mitterrand en las elecciones presidenciales de Francia en 1969. Lo sorprendente en aquel debate es que Mitterrand se dirigía al electorado de la derecha gaullista que votaba a Pompidou, y al que intentaba convencer. A la inversa, Pompidou buscaba con esa racionalidad francesa muy elocuente, el apoyo de los socialistas. Entre estos dos pesos pesados, ganó, no por mucho, Pompidou. De aquel soberbio debate me quedó el convencimiento de que un buen político nunca es, al menos de palabra, sectario, y siempre busca ahondar en los puntos en común, por encima de las lógicas diferencias ideológicas. En definitiva, el buen líder traza puentes y derriba muros, exactamente lo contrario que están haciendo Trump en Estados Unidos y Sánchez en España, dos figuras que tienen bastantes cosas en común. Por ejemplo, buscar el desprestigio del poder judicial, abrir las costuras de los sistemas constitucionales respectivos, y velar con formas improcedentes, por la familia propia.
El pasado lunes, la Junta del Principado estableció un puente entre el gobierno asturiano y la oposición al rechazar con los votos de las derechas y las izquierdas el cupo catalán o la singularidad fiscal establecida bilateralmente –la bilateralidad es una de las cosas por las que Barbón no pasaba; le ha hecho poco caso– entre los Gobierno de España y el de la Generalidad. Lo paradójico es que para una cosa que populares y socialistas estaban de acuerdo, necesitaron varias horas y distintas votaciones para rubricar el compromiso en el que, previamente, estaban ya de acuerdo. ¿Cuál será el resultado de este rechazo del Principado? Por lo pronto, la Generalidad, el ministerio de Hacienda y el Gobierno de Sánchez no se dan por aludidos y siguen a lo suyo, que es ganar tiempo e intentar engañar, predeciblemente, a todos, empezando por Barbón y los suyos
Es deseable que los diputados socialistas asturianos en el Congreso de la nación, si no se les hurta el voto en una reforma constitucional de hondo calado, votarán en concordancia con lo aprobado en la Junta del Principado. Otra forma de proceder pondría en la picota a la propia democracia.
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