Dinero, esperma y poder
Hay prohombres que destinan presupuestos milmillonarios a la ciencia, pero no para curar enfermedades y mejorar la vida, sino para aumentar la velocidad de sus células reproductoras
Se habla mucho de los nuevos modelos de masculinidad, sobre todo de aquellos que huyen del machismo y se revisan, pero existen otros, en auge, ... que también deberíamos tener muy en cuenta. Me refiero a los modelos de masculinidad de los poderosos.
Hombres con fortunas incalculables que podrían dedicarse a cualquier cosa útil –como la cultura, la ciencia o la educación, por ejemplo– y que, sin embargo, eligen competir entre sí a través de espectáculos que rozan lo grotesco.
¿Creen que exagero al usar la palabra grotesco? Bien, veamos algunas de las singulares actividades de estos magnates: carreras de espermatozoides, combates en jaulas o apuestas para ver quién tiene la nave más grande con la que escapar del planeta.
¿Es esto lo que algunos consideran la nueva masculinidad? ¿La cosificación del varón centrada en la reproducción?
Sí, han leído bien. Carreras de espermatozoides. Estos prohombres destinan presupuestos milmillonarios a la ciencia, pero no para curar enfermedades y mejorar la vida, o para proteger el medioambiente. Nada de eso. Lo hacen para aumentar la calidad y velocidad de sus células reproductoras. Millonarios midiéndose(la) en laboratorios futuristas para demostrar así su potencia y valía. Su hombría, vaya. Como si el tamaño y rapidez del cohete –o del espermatozoide– fueran la auténtica medida del éxito y este, por supuesto, el único fin de un hombre.
¿Es esto lo que algunos consideran, de verdad, la nueva masculinidad? ¿La cosificación del varón centrada en la reproducción? A mí, sinceramente, no me parece una evolución. De hecho, a primera vista, parece una triste muestra de inseguridad, inmadurez y megalomanía, pero, ojo, no debemos quedarnos solo en la superficie. Hay más detrás. Normalmente lo hay cuando el dinero manda, y es que el capital no siempre mejora a las personas. Bien al contrario, en algunos casos engrandece sus carencias, multiplica sus complejos y amplifica su narcisismo. Así, convierte a algunos magnates en dioses con presupuestos ilimitados que están obsesionados con marcar territorio.
¿Y por qué están los hombres ricos tan interesados en medir la calidad de su esperma? La respuesta, probablemente, no nos guste porque aunque esto nos parezca un espectáculo bufo, una tragicomedia millonaria con toques de ciencia ficción y mucho olor hombruno, se basa en la idea de trascendencia y poder. Sexualidad, virilidad, dinero y descendencia vinculados y construidos simbólicamente desde y para el poder masculino. Dejar un mundo con ellos, como ellos y para ellos. Nada menos.
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