Aparece «profanado» el altar de la iglesia de Santa Teresa, en Trubia
Personas sin identificar accedieron al templo, en Trubia, y se llevaron las sagradas formas; el domingo se celebrará una misa de desagravio
El domingo, 27 de julio, el vicario general de la Archidiócesis, Adolfo Mariño, presidirá una misa de desagravio en la iglesia de Santa Teresa de Soto, en Trubia, después de unos individuos aún por identificar accediesen al templo durante la madrugada del pasado día 18 y realizasen «un acto de profanación y sacrilegio gravísimo contra el Santísimo Sacramento del altar». También hurtaron diversos vasos sagrados destinados al culto. Así lo explica el párroco, Carlos A. Aldave, en un comunicado dirigido a los fieles. Al parecer, los profanadores violentaron el sagrario y se llevaron las sagradas formas. «Manipularon y sustrajeron las especies eucarísticas, causando una profunda ofensa», sentenció el cura.
Por si fuera poco, se trata del tercer «atentado», según Aldave, que ha sufrido esta iglesia del concejo de Oviedo en menos de un mes y lo cierto es que el aspecto exterior del templo delata que se han estado cebando con él. Numerosas vidrieras rotas, posiblemente por pedradas, y grafitis por doquier lo atestiguan. En ese sentido, el edificio ha quedado «canónicamente profanado» y permanece cerrado al culto hasta que se celebre la misa de desagravio y purificación del domingo.
La profanación es uno de los «delitos eclesiásticos» más severamente castigados por la «ley de la Iglesia». Se pena con la excomunión y, por su parte, en los lugares profanados no se puede celebrar el culto mientras no se repare la situación a través de un rito penitencial.
«Intercesión de la Virgen»
En consecuencia, aseveró el párroco, todas las misas de los días 26 y 27 en el resto de parroquias y capillas de la unidad pastoral han quedado suspendidas «con el deseo expreso de que toda la comunidad se una en una única y solemne celebración». El cura concluyó invocando la «intercesión de la Virgen Santísima», suplicando por la «conversión de quienes han cometido este crimen espiritual», rogando la colaboración ciudadana para dar con los autores y deseando que «este doloroso suceso sea ocasión de una fe más firme» en Oviedo.
