
Tomas López Corominas, presidente de la Asociación Hierbabuena
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Tomas López Corominas, presidente de la Asociación Hierbabuena
«Tenemos uno de los índices de empleo más bajos de toda la población»Tomas López Corominas (Oviedo, 1966) es presidente de la asociación Hierbabuena, que nació en el año 2000 a partir de un curso de ... jardinería en el centro de rehabilitación psicosocial de San Lázaro, en Oviedo. Las personas que participaron en ese taller vieron la posibilidad de continuar juntándose y dieron forma al colectivo. De ahí el nombre. Él la presidió de 2008 a 2013, y de nuevo, desde 2022.
–¿Cuáles son sus objetivos?
–Son unos cuanto. Básicamente es contribuir a mejorar la salud de la población en general, la física y la mental, y ante las carencias de la situación actual, apoyar y desarrollar toda clase de iniciativas que fomenten o promuevan la autonomía, el empoderamiento y el ejercicio de los derechos. Se trata de defender o exigir nuestros derechos. También hay otro elemento que es generar conciencia de 'cuerdismo', a semejanza de machismo o racismo, porque se habla de estigma pero esa palabra se ha desvirtuado; es decir, todo lo que hay detrás de la discriminacion sistemática hacia las personas con este tipo de experiencias, que está en todos los ámbitos.
–¿Qué tipo de actividades realizan?
–Hay varias áreas. Una es el apoyo mutuo, porque las personas que pasamos ese tipo de experiencia desarrollamos grupos de apoyo mutuo que no son terapia, pero resultan terapéuticos. Se trata de compartir un espacio seguro con personas que han tenido experiencias similares a las tuyas, eso genera empatía y el sentirse apoyado. Las personas que vivimos estas experiencias muchas veces estás aislado, porque los vínculos se debilitan y tu credibilidad queda cuestionada. Es complicado y encontrar otras personas que viven experiencias similares y ese aislamiento nos viene muy bien. Al final somos seres sociales y esa parte es una de las que queda más dañada cuando vives este tipo de experiencias y cuando padeces los diagnósticos que dan lugar al 'cuerdismo'.
–¿A qué se refiere con 'cuerdismo'?
–En Estados Unidos y en los países anglosajones, que en estas cosas van por delante, en los años sesenta ya hablaban de 'sanism', la discriminación que se producía en el ámbito judicial hacía una persona por el hecho de un diagnóstico. Al tener un diagnóstico ya pierdes credibilidad y todo ante cualquiera que aparezca como cuerdo. Y por otra vía se desarrolló el 'mentalism' que se refería a la discriminación que se produce en los servicios de salud mental. La doble vara de medir, el cómo había unos servicios que ningún profesional querría para sí, pero que son válidos para estas personas. Me refiero a alojamientos precarios, a que te obliguen a medicarte, a que te priven de libertad sin derecho a defensa, a que te aten a la cama indiscriminadamente en los ingresos, o al electroshock, que parece de otra época, pero está a la orden del día. Con el agravante de que el consentimiento libre e informado que figura en la ley en psiquiatría se ignora con el pretexto del diagnóstico.
–Entonces ¿el problema es el diagnóstico?
–La conclusión a la que llego es que los diagnósticos son tóxicos, porque se está utilizando el mismo diagnóstico para definir mi sufrimiento y como atenuante de un crimen se traslada esa culpabilidad a las personas y lo que hay es una presunción de riesgo y de peligrosidad que es la que está en la base del 'cuerdismo'. También es que hay palabras que se han eliminado, como idiota, imbécil, retrasado… y en las nuestras seguimos con las mismas del siglo XIX acumulando porquería. Los diagnósticos psiquiátricos están absolutamente contaminados.
–La comunicación y la visibilidad son fundamentales.
–Si te quitan la credibilidad y tú mismo desconfías de ti mismo, una de las cuestiones que quedan más afectadas son las relaciones y la comunicación. Por ello, tratamos de fomentar la expresión escrita, artística, plástica… La idea es ofrecer espacios para que la gente pueda venir, estar acompañada y expresarse, y para nosotros también tiene esa parte fundamental de la visibilización. En Asturias fuimos pioneros con 'el orgullo loco', un día al año en el que lo hacemos visible en la calle. Aquí empezamos en 2010 y a nivel estatal en 2018.
–¿Es complicado conseguir el alta tras un diagnóstico?
–En mi caso tuve el último capítulo de 'mi autorrelato de realidad aumentada, al que llaman delirio o psicosis' en 2004 y conseguí el alta en 2015, cosa que parece imposible según para qué diagnósticos. De hecho, me dijeron que era imposible pero me empeñe. Esa es otra vía de reivindicación, el hecho de que se considera que los diagnósticos graves son crónicos y vas a tener que estar medicado siempre; eso es falso. Habrá situaciones, pero no puedes determinar que la vida de una persona va a estar condicionada ya por el sufrimiento, eso es un error de ignorancia.
–Pusieron en marcha el encuentro Salud mental, salud social, ¿qué pretenden con él?
–Para poner sobre la mesa la cuestión de que la salud mental es también social y la salud social es también mental. Este año es la tercera edición y lo hemos llamado 'En primera persona (del plural)'. Van a venir personas con experiencias de sufrimiento psicosocial de toda España. Será el 29 de noviembre. Por la mañana habrá mesas y por la tarde haremos unas salas online, de ámbito estatal, porque una cuestión en la que vamos con mucho retraso es que no tenemos una interlocución conjunta en el ámbito estatal. En gran medida porque somos una población muy precaria, sin recursos para organizarnos, tenemos uno de los índices de empleo más bajos de toda la población, es muy difícil que nos podamos organizar y tener estructuras con cierto peso. De hecho Hierbabuena debe ser de las más potentes en el ámbito estatal con todos los años que llevamos.
–¿Cree que la salud mental de los asturianos ha empeorado en los últimos años?
–No somos especialistas, pero la percepción es que no sé si han aumentado los problemas o la visibilidad pero ahora se habla mucho más. Se habla como de dos saludes mentales, antes era gente con experiencias graves de sufrimiento y ahora está la otra parte de que todos tenemos salud mental. Todo el mundo habla de ello.
–Parece que Asturias ha puesto el foco en este problema con el pacto en salud mental.
–Es fundamental, en el sentido de que todo el mundo participe en identificar cuáles son las necesidades de las personas, las aspiraciones, qué barreras hay para conseguir una salud mental adecuada y para que la gente tome conciencia de esas necesidades. Lo ideal sería que la comunidad tomara conciencia de su responsabilidad y su capacidad para contribuir a mejorar la salud mental de la población.
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