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La cabalgata «con más gente de la historia»
Melchor, Gaspar y Baltasar se dan un baño de masas en Oviedo respaldados por 1.600 pajes: «hemos superado todas las expectativas»
ALBERTO ARCE C. DEL NERO
OVIEDO.
Viernes, 6 de enero 2023, 00:44
Son dos las cuestiones por las que la cabalgata de Reyes de Oviedo celebrada ayer será recordada. La primera, y que ya la ha convertido en una de las más espectaculares y especiales de la historia, fue la cifra récord de figurantes que participaron -un total de 1.600, más que nunca-; la segunda, una climatología atípica para el enero asturiano que mantuvo la temperatura por encima de diez grados durante todo el recorrido. Lo cierto es que Sus Majestades de Oriente se dieron ayer su tradicional baño de masas en la capital del Principado de Asturias por todo lo alto. La primera cabalgata que, con una estampa multitudinaria, recordó que la sombra de la pandemia va quedando cada vez un poco más lejana.
Los esfuerzos del Ayuntamiento fueron correspondidos. Decenas de miles de ovetenses y foráneos poblaron las calles para ver a los tres Reyes Magos, conscientes de que la magia de Melchor, Gaspar y Baltasar solo se vive un día -y una noche- en todo el año, la más larga para los más pequeños de la casa, y que no puede dejarse pasar salvo motivo de fuerza mayor.
La cabalgata de ayer, después de que aún en la del año pasado estuviese vigente la obligatoriedad de las mascarillas y el distanciamiento social, mantuvo la prohibición en cuanto al uso de sprays de espuma. Tampoco recuperó otra tradición. Los Reyes y sus pajes volvieron a repartir los caramelos en mano. Y es que la magia no es una ciencia exacta y siempre es mejor prevenir el impacto de los dulces proyectiles entre los asistentes. A pesar de todo, hubo tramos en los que los pajes de Baltasar lanzaron algún que otro caramelo a las filas del fondo para que todos los niños pudiesen recogerlos. No habrá que lamentar males mayores siempre y cuando no se hayan tomado demasiados antes de dormir.
La comitiva de Yemen se estrena junto a las más clásicas con setenta figurantes para aumentar la cabalgata
Los estaban esperando. Las calles del centro ya lucían a rebosar desde antes de las seis de la tarde, más de media hora antes de que tuviese lugar el pistoletazo de salida, que se retrasó quince minutos. Encabezando, tres patrullas motorizadas de la Policía Local custodiaban al séquito de Aliatar. Ambos se llevaron las primeras ovaciones. Tras ellos, las clásicas comitivas de Damasco y Basora, la hermandad de Los Estudiantes, los exóticos pajes de Rajastán y Omán, y, como novedad, la de Yemen, que se ha incorporado este año con setenta figurantes.
Pero si hubo algo que se derrochó ayer a raudales fue ilusión. Toneladas. «¿Que cuántas ganas tengo de que vengan los Reyes?, ¿tú qué crees? ¡Pues muchísimas!», exclamó desde la calle Independencia el pequeño Borja Suárez, quien dudó unos segundos preguntado sobre si se ha portado bien este año, bajo la atenta mirada de su familia y amigos. «Bueno... Este año sí, van cinco días». Todos se echaron a reír. ¿Su regalo deseado? El mismo que varias decenas más de niños. Un regalo de moda que ha viajado en el tiempo desde la década de los noventa para cautivarlos a todos: el Tamagotchi.
Otros, como Macarena López se conforma «con juegos de mesa», aunque su amigo Adrián Suárez, que permanecía a su lado tras una de las vallas de la calle, al inicio de la cabalgata, tenía muy en mente lo que quería por parte de los Reyes Magos: «una tarjeta micro SD para la Nintendo».
De nuevo, la plaza de la Catedral acogió la celebración de la adoración del Niño Jesús ante el belén de gran formato y temática asturiana. Allí, Melchor, Gaspar y Baltasar, siempre asistidos por José Manuel Ferreira, Alfonso Palacio y Prince Kennedy, respectivamente, llegaron pasados pocos minutos de las ocho de la tarde, escasa hora y media después del comienzo del recorrido. Esto, principalmente, por la gran cantidad de participantes, que ralentizó ligeramente el recorrido. Por poner un ejemplo, los niños que estaban apostados al principio del Paseo de Los Álamos no vieron al primer Rey Mago (Melchor) hasta casi las 8 de la tarde. Para ese momento, tuvieron que acelerar el paso para no retrasarse más de la cuenta. «Hay tantos pajes que van a tocar, como mucho, a un niño cada uno», bromeaba Tania Martino desde el principio de Uría. La nota de color animal a la cabalgata la pusieron un rebaño de ovejas, varios caballos, burros y hasta unos pequeños ponis.
Baltasar, a oscuras
Ya en la plaza de la Catedral -a donde Baltasar llegó con las luces de su carroza fundidas-, los Magos veneraron la figura y le entregaron, uno por uno, sus cofres de oro, incienso y mirra frente al deán de la 'Sancta Ovetensis', Benito Gallego; y el alcalde, Alfredo Canteli, a quienes saludaron antes de arrodillarse en los reclinatorios para rezar una oración. Vestida de paje de Samarkanda, la concejala de Deportes, Conchita Méndez, se unió a sus compañeros de gobierno. La comitiva de autoridades políticas llegó al ritmo de la Banda de Música Ciudad de Oviedo, bajo la dirección del maestro David Colado. Entre ellos, el segundo de a bordo de la nave municipal, Nacho Cuesta; la concejala de Festejos, Covadonga Díaz; el edil de Interior, Mario Arias; el de Parques y Jardines, Gerardo Antuña; la de Servicios Sociales, Leticia González; y el de Turismo, Alfredo García Quintana.
Allí, Díaz manifestó que «ha sido la cabalgata con más gente de la historia, hemos superado todas las expectativas, traigo los ojos llenos de lágrimas de ver la emoción de la gente», celebró. Tras ella, los Reyes retomaron enseguida su camino y continuaron la marcha, entre gritos y vítores de los más pequeños, que les llevó por las calles del Águila, Jovellanos, Argüelles, la plaza del Carbayón, Alcalde García Conde, Covadonga y Melquíades Álvarez, hasta regresar al punto de partida, Independencia, algo más de dos horas después del inicio. Al final del todo, el antiguo camión de Bomberos mostraba algunos de los paquetes que recibirán esta mañana los niños de Oviedo. Guardando la retaguardia, el servicio de limpieza, que borraron todo rastro de confeti.
Aun así, hubo quienes quisieron estirar la fiesta de la cabalgata durante unos pocos minutos más. Los músicos de la banda de Los Estudiantes terminaron improvisando una interpretación del himno de España en la calle Ventura Rodríguez.