«Económicamente fatal, hay días que hago 50 euros de caja por las obras»
Mientras terminan las obras de la avenida de Galicia, los negocios sufren las consecuencias y dicen que les ahogan económicamente
Las obras que transformarán la avenida de Galicia en un gran bulevar son la cara y la cruz para los comerciantes. La luz al final del túnel parece que se acerca, pero para Gladis Charsiluisa, que abrió su negocio hace año y medio, el balance es un «altibajo». «Empecé con el pie derecho, fue de diez. Las obras fueron un bache, pero ahora estamos mejor porque ya no tenemos la rampa que daba acceso al negocio», explica. Sin embargo, la incertidumbre no desaparece: «Ahora sin aparcamiento, no sé si a los clientes les gustará traer la ropa a limpiar a pie». Mucho más crítica es Marta Cuesta, dueña de una tienda de bisutería. «Económicamente, fatal. Hay días que hago 50 euros de caja», lamenta. Considera que la reforma beneficia a otros sectores. «De cara a la hostelería es muy bonito, tendrán unas terrazas maravillosas con mesas grandes, pero a nosotros los negocios no nos repercute».
La situación ha llegado a ser insostenible: «Ayer estuve toda la mañana sin acceso a la tienda, no podía entrar hasta las dos de la tarde. Este agosto ya está perdido». Tampoco confía en el proyecto para instalar una zona hostelera en la plaza del Centro Cívico: «Cuando un negocio está gafado, salvo que pongan cines o algo así, no atraerá. Ya tienen gastronomía y hostelería aquí».
La sangría económica es cuantificable para Manuel Díaz, cuya panadería ha «sufrido una caída del 40% en las ventas. Es una bajada directa por las obras», afirma con rotundidad. A pesar del golpe, intenta mirar al futuro con optimismo. «La obra va a quedar genial y nos va a beneficiar, será una zona de más paso de gente y más cómoda». Pero el presente es duro. «Ahora no pueden pasar ni sillas de ruedas ni gente mayor, y mi cliente potencial es de mediana edad o mayor».
La percepción no es exclusiva de los residentes y comerciantes. Carla Díaz y Andrea García, dos turistas de Murcia, definen la zona como «un pifostio». «Es enrevesado, te crees que van a venir los coches.. Es difícil acceder a los comercios porque cada uno tiene su acceso», comentan. Su visión de la ciudad es positiva, pero con matices: «Vemos Oviedo bien y bonito, pero con obras en todas partes. Suponemos que esta acera es para bien, aunque vemos que están quitando carriles. Para pasear estará bien, pero para llegar hasta aquí, no sé yo», reflexionan, resumiendo el sentir general.
La avenida de Galicia vive así una dolorosa transición hasta que terminen las obras, lo que está previsto para después del verano.