José Antonio Díaz Monjil
«Los instructores nos trataban como a hijos, lo cual no quita para que fueran duros en las exigencias del trabajo diario»
José Antonio Díaz Monjil (Trubia, 1950) es ingeniero de armamento ya retirado. Ocupa su tiempo en muchas actividades pero una con especial dedicación, que es ... la presidencia de la Asociación de Antiguos Aprendices de la Fábrica de Trubia, que celebra en 2025 su 175 aniversario con una interesante exposición que se podrá admirar en Trubia a partir del 10 de julio.
–¿La Escuela de Aprendices ha marcado su vida y la de los miembros de la asociación?
–Sí, claro, sin duda. Pero no sólo en nuestra promoción, que es del año 60 al 64, sino que los que están vivos todavía y coleando de los años 40 tienen esa disciplina que se nos enseñó en la escuela, tanto desde el punto de vista del trabajo como desde el punto de vista social y de responsabilidad con la sociedad. Eso está dentro, lo tenemos en los genes.
–¿Cómo se ve la Formación Profesional en Asturias y España?
–Con pena, teniendo en cuenta que nuestra escuela, la primera de España sin duda, y una de las primeras de Europa, se inició con lo que hoy está tan de moda de la formación dual. La formación dual ya la instauró el general Elorza en la primera escuela que fundó en 1850 en Trubia. Teníamos una parte teórica de estudios, y luego eso mismo lo practicábamos en el taller de la propia fábrica. Te ponían al lado de un obrero aventajado y hacías con él más o menos de todo. Era el que te ponía la nota de taller.
–¿Eran duros esos trabajadores?
–No, eran serios. Fíjese, tenemos una especie de orla en la que damos las gracias a los instructores que tuvimos por cómo nos trataron, que nos trataban como hijos, lo cual no quita para que fueran duros en las exigencias del trabajo. La escuela era todo. Era la responsabilidad, el trabajo, el estar en tu puesto, el estar a la hora; todo eso nos fue imbuido en la escuela desde los primeros años y luego en los talleres de la fábrica. La gente que salía de la escuela de aprendices normalmente se colocaba toda la fábrica. Y si eras Premio Elorza al mejor de tu promoción entrabas sin dilación y ya quedabas como fijo y te comprometías a trabajar cinco años en la fábrica. Los que íbamos a la Escuela de Aprendices vivíamos en Trubia o venían de pueblos de alrededor: Grao, San Román de Candamo, Proaza, de Teverga, de Sama de Grao...
–Ustedes no hacían la mili.
–Hacíamos el campamento y luego volvíamos a la fábrica, era como un destino. Luego las cosas cambiaron, se cerró la escuela y la reabrieron de 1982 a 1988 y ya había chicas, no se hacía instrucción militar ni se usaba uniforme.
–Usted es ingeniero, ¿era un caso habitual salir de la escuela para hacer estudios superiores?
–Sí que lo era. Estuve en la escuela, fui Premio Elorza y luego hice ingeniero de armamento. Volví a la fábrica de Trubia, pasé por todos los departamentos y luego fui director de la fábrica de armas de La Coruña. Muchos salieron de la fábrica y se fueron a trabajar a Ensidesa porque los de la Escuela de Aprendices de Trubia estábamos muy valorados como buenos profesionales y serios trabajando. En nuestra promoción tenemos ingenieros, maestros, tenemos catedráticos. Salías bien preparado y con posibilidades trabajar. Tú sabías que al año, como mucho, de acabar, estaba toda la promoción dentro de la Fábrica de Armas de Trubia. Porque las vacantes que se producían en la fábrica por edad, por jubilación, se iban rellenando con aprendices.
–¿Cómo ve todo con el paso de los años?
–Pues con nostalgia, con pena y con dudas sobre la formación dual que pretenden ahora, que desde luego desde el punto de vista conceptual es fenomenal, pero no sé yo si se acabará de estar tan incardinada en las empresas como cuando estaban las escuelas porque faltará mucha enseñanza práctica.
–¿Ha cambiado la situación general de la Fábrica de Trubia por el cambio de apuesta del Gobierno central?
–Sí, el Gobierno intenta entrar otra vez en el mundo de las fábricas de armas, en el armamento, y parece que se está arrinconando a General Dynamics. Da la impresión de que quieren volver a la antigua Empresa Nacional Santa Bárbara, con otro nombre pero yo desde el punto de vista político no tengo nada que decir.
–¿Cómo nace la asociación?
–Pues la asociación nace de las comidas que casi todas las promociones celebran una vez al año. Roberto Suárez hizo un grupo de Whatsapp que lo llamamos Escuela de Formación Profesional, para celebrar el 175 aniversario. La creamos en 2024
–¿Ser aprendiz en Trubia le ha marcado la vida?
–Mucho.
–¿Cómo de orgulloso está de haber estudiado en la escuela?
–Totalmente. Lo que soy es gracias a ella.
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