«Nos gustaría crear una ruta por varias aldeas de la zona»

El abandono y pérdida de población en el entorno rural es cada vez más acusado y parece que no se consigue revertir la situación. El llamado despoblamiento rural es una realidad que avanza a pasos agigantados por todas las zonas que un día fueron habitadas y que actualmente apenas queda en ellas la huella del paso del tiempo.

No hay que irse a concejos lejanos para ver de cerca esta evidencia. Basta con ahondar en el propio concejo de Oviedo y encontrarse con lugares como La Pasada y el resto de aldeas del entorno para ver que apenas quedan habitantes en ellas.

Para llegar hasta la zona se debe atravesar Tudela Veguín y continuar hasta Entrepeñas. Allí, donde el autobús de TUA hace su última parada, nace un camino hacia la izquierda donde se pueden leer en la señalización un puñado de lugares: La Pasada, El Castiellu, Alperi, El Castañeu, Cutulapila....

Continuando por una estrecha carretera entre árboles, en la que se percibe la llegada del otoño en el paisaje, se acaba vislumbrando un hórreo y una vivienda llena de flores por su fachada. Allí viven Andrés Sampedro e Isabel, su mujer, los únicos habitantes de La Pasada. Este matrimonio decidió retornar al mundo rural cuando Sampedro se jubiló.

Ahora viven entre naturaleza, cultivando manzanas para hacer sidra y kiwis, con sus dos cabras y con multitud de conejos, el «pequeño capricho» de Sampedro. No quiere reivindicar nada de la zona. De hecho, asegura que «próximamente», con la buena sintonía que hay entre los vecinos, «trabajaremos juntos en limpiar el camino de todas las hojas que van cayendo de los árboles».

Lo único que sí le gustaría a este vecino es «crear una ruta por varias aldeas de la zona». Y enumera: empezaría en Entrepeñas, visitando una zona donde había un antiguo calero; continuaría por el camino hacia La Pasada -antiguamente, 'La Pousada', pues se dice que allí paraban los familiares de los leprosos que se hospedaban en La Paranza-, donde se encontraba un antiguo molino. «Se llamaba El Molín de Fernando, donde molían los agricultores de todo el entorno», explica Sampedro.

El circuito turístico continuaría hacia Alperi y El Castiellu, donde hay una antigua fortificación, para acabar convirtiéndose en una ruta circular de menos de diez kilómetros. «Niños de las escuelas, gente que le gusta caminar y vecinos de la zona podrían visitar este entorno y conocer un lugar que es un auténtico privilegio», tiene claro Andrés.

Y es que, entre el bullicio de las ciudades, en estas aldeas se respira aire puro y, se mire donde se mire, el horizonte es verde. Unas vistas increíbles que recuerdan que también se puede vivir «sin estar rodeado de edificios».

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