Benito Gallego, deán de la Catedral de Oviedo: «Si la imagen de El Salvador es gótica lo respetamos y no lo vamos a venerar menos»
«La Catedral no es un museo, es un lugar de culto que cuidamos con la ayuda de quienes lo visitan», sostiene Benigo Gallego
El deán de la Catedral de Oviedo, Benito Gallego (Villamoratiel de las Matas, León, 1942) cumple sus bodas de oro en el templo. Un ... aniversario que coincide con la restauración de la imagen de El Salvador. Ahora tendrá que acostumbrarse a referirse a su origen gótico en lugar de románico, como se pensaba que era. «Tenemos que respetar eso que Jesús Puras cree que ha probado, que es del siglo XIV o del XV», asegura.
–¿Cómo se altera el ritmo de la Catedral durante el verano con tantos turistas?
–En verano, que cuesta un poquito más, mantenemos exactamente los horarios de culto, sin variar. Todos los días tenemos a las 9.15 horas la misa capitular a la que vienen todos los canónigos, en la capilla de Santa Bárbara, y a las 12 horas celebro yo la misa en la capilla del Rey Casto. Además, estoy confesando toda la mañana, de modo que eso se mantiene. Y luego, a las 10, cuando termina la misa de la mañana, se abre para las visitas. No cerramos a mediodía en verano.
–¿Han tenido que reforzar la plantilla para atender esta demanda?
–Hay mucha más gente, efectivamente, y vienen bastantes grupos; sobre todo por la mañana a esa hora de mediodía, de 12 horas en adelante hasta las 15. Son posiblemente los horarios más densos.
–La imagen restaurada de El Salvador ha sido muy bien recibida.
–Ha tenido una impresión muy positiva, y a mí me ha agradado mucho. Lo único es eso, que yo habitualmente solía hablar de El Salvador románico y ya no voy a hablar de El Salvador románico. Tenemos que respetar eso que, por lo menos, Jesús Puras cree que ha probado: que es del siglo XIV o del XV, en un contexto gótico, y que incluso alguno de los que trabajaron en el retablo nuestro, que ya es del XVI, ha trabajado algo en la imagen de El Salvador. Por lo tanto, pues vamos a respetar eso. Parece que sí, que tiene todos los datos .
–Todavía no se tiene el origen exacto pero se va acotando.
–Tiene que seguir investigándose en los detalles, pero sí, parece que lo más importante, como determinados pliegues, es claramente gótico. Por eso lo respetamos, no por eso lo vamos a venerar menos.
–¿Hay otras imágenes o espacios que estén pendientes de restaurar?
–Hemos restaurado los retablos importantes. Unos de la girola están todos, que se hizo con motivo de la covid. Y después se ha restaurado la capilla del Rey Casto, el retablo central más los dos laterales, el del Cristo y el de San Rafael. Y se ha restaurado lo de Santa Bárbara, en la entrada, a la derecha, el retablo ese que es tan grande; que es un retablo precioso por otra parte. Entonces, eso se ha hecho ahora, terminamos en abril o por ahí. De modo que ahora mismo no tenemos imágenes que yo pueda decir.
–¿Y las vidrieras?
–Las vidrieras sí, eso sí. Las vidrieras, sobre todo las del crucero y las del sur, es decir, según entramos a la derecha. Esas no están restauradas después del Plan Director y están claramente muy necesitadas. Está aprobado teóricamente desde hace ya años. Las del norte se hicieron porque estaban más necesitadas, más dañadas. Y luego esto otro, pues se ha ido viendo que faltan muchos cristales, muchos momentos en que hay lluvia y sobre todo si viene racheado, nos mete agua para dentro.
–Otro punto débil es el tejado. ¿En qué estado se encuentra?
– Las cubiertas principales están cambiadas, eso sí, pero es que aquí en Asturias aparecen pequeños arbustos a poco que te descuides, y es lo que está pasando en las cubiertas principales. Luego hay alguna cubierta, en concreto la de la capilla de Santa Eulalia, que no se cambió, y esa también entraba dentro del Plan Director. Pienso que habrá que hacerlo ahora. Pero vamos, eso lo haríamos nosotros también; o sea, esto lo está haciendo el Cabildo.
–Tantas intervenciones requieren una inversión enorme. ¿Cómo se financia todo esto?
–La está haciendo el Cabildo con los fondos que vienen generados de las entradas. ¿Y para qué se emplean esos fondos? Pues fundamentalmente para mantener la Catedral y renovar lo que haya que ir renovando, como estamos haciendo. Y para pagar doce nóminas que a veces se hacen dobles, como ahora por ejemplo en julio, y que sube mucho, vamos. Entonces eso es lo fundamental, que la Catedral puede, es autónoma en ese sentido ahora mismo. Está ayudando también con un porcentaje, que eso es de derecho dentro de la Diócesis: el 20% de ingresos después de gastos se pasa a la diócesis para las iglesias necesitadas. Es lo que puede ayudar el Arzobispado a veces. Le queda poco, porque no tiene mucho, pero nosotros aportamos una cantidad importante.
–¿Cómo son las relaciones con las administraciones públicas para obtener ayudas en los grandes proyectos?
–Sin ellas hay cosas que no podríamos. Ahora mismo las vidrieras, que es una obra que sube mucho, sobre todo por los andamios. Eso está proyectado y presupuestado desde que se aprueba el Plan Director. ¿Y qué ocurre? Que cada año va subiendo el coste a poco que estemos parados en ese aspecto. Y eso tiene que ser sí, que ayude el Gobierno, la comunidad... También nos ayuda y tenemos buena relación con el Ayuntamiento. Por ejemplo, en todo lo de la torre, ahí la mayor parte lo puso el Ayuntamiento.
–Ha mencionado la restauración de la torre. ¿Qué parte asumió cada uno?
–Nosotros también colaboramos, no llegaba con lo del Ayuntamiento. Y efectivamente, por eso yo les digo que no han hecho ellos solos la restauración de la torre, sino que sois vosotros y nosotros. El Cabildo también tuvo que aportar ahí una cantidad importante, unos 40.000 o 50.000 euros. Pero bueno, muchas gracias. Luego está la Cripta de Santa Leocadia. De eso se encarga la Consejería de Cultura y nosotros encantados. Es una cosa que no interfiere para nada en nuestras competencias, pero no ha encontrado respuesta por parte de ninguna empresa. Ellos lo han sacado a concurso y ha quedado desierto. Esperamos que se hagan cargo ellos y que lo hagan.
–A menudo, cuando se publican las cifras de lo que cuesta mantener un monumento así, hay quien dice que la Iglesia debería destinar esos fondos a la ayuda humanitaria. ¿Qué les diría?
–También, también se está en esos casos. Nosotros no tenemos Cáritas, porque lo de Cáritas se lleva en las parroquias y luego está Cáritas Diocesana, pero nosotros atendemos a Cáritas. Por ejemplo, cada primer domingo de mes lo que sale en la Catedral es para Cáritas. Y luego, yo atiendo a varias familias personalmente con donativos de la Catedral, gente que no puede pagar la luz, que se la cortan... '¿Pero cómo esperas a que te corten la luz? Que ahora te cuesta más', les pregunto. O para la hipoteca, para que no les echen de casa. Atendemos este tipo de necesidades. La Catedral tiene esa conciencia de la ayuda social y claro que lo hace. De esta manera, porque no tenemos montado el asunto como lo tienen las parroquias, pero sí que lo hacemos.
–Lleva aquí cincuenta años. ¿Cómo ha cambiado el día a día en la Catedral en las últimas décadas?
–Yo creo que todo Oviedo. Es que la ciudad que yo conocí era oscura, los edificios terminaban todos negros... Bueno, yo creo que lo cambió todo Gabino de Lorenzo. Vamos a colgarle aquí una medalla, aunque hace muchísimo que no lo veo. Cambió todo el modelo de ciudad. Recuerdo que cuando entró aquí estaban aparcados muchísimos coches delante de la plaza y nos dijo 'en Navidad no habrá ningún coche aparcado ahí'. Y lo cumplió. Y yo creo que eso nos asustó un poco, pensar que esas calles iban a ser peatonales, pero se creó una nueva cultura interior en los ciudadanos de Oviedo. Y yo creo que ahí fue donde dio el cambio.
–¿Y en el interior del templo?
–Antes de que se cobrara la entrada, cuando yo llegué, celebrar la misa de las 12 en la capilla del Rey Casto era una tortura. Venía la gente de fuera y era una especie de atajo para pasar a la zona de Santa Bárbara. La gente armaba un barullo tremendo. El problema era cómo hacíamos para lograr un cierto tono de recogimiento en la Catedral. Pues la audioguía y la entrada de pago lo lograron. Y eso ayudó a que podamos cuidar de todo esto. Porque la Catedral no es un museo, es un lugar de culto que cuidamos con la ayuda de quienes lo visitan.
–El arzobispo habló de una 'generación joven que no se pliega a la mentira'. ¿Cómo ve a los jóvenes en la Iglesia?
–Me da mucho gusto ver cómo vienen de nuevo. Vienen muy en barbecho, que yo digo. De hecho, tenemos muchos que vienen a por la confirmación cuando se quieren casar. Y ahí tenemos dos celebraciones al año que llenan la Catedral a tope. Y la verdad es que hay grupitos que van funcionando muy bien y te da mucha alegría. He visto a otro que quiere ser seminarista... Hay todavía acciones que te emocionan.
–¿Qué es lo que más sorprende al turista que entra por primera vez a la Catedral de Oviedo?
–Yo diría que todo. Es decir, no esperan lo que ellos ven luego y se sorprenden. No la conocían muchos de ellos y alguno había entrado pero se acordaba poco. Les parecía que estaba muy negro, muy oscuro, y ahora les ha cambiado la idea. Terminan la visita contentos.
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