«Mi madre era una mujer muy especial, con don de gentes y libertad de espíritu»
Familiares y amigos despiden en San Juan a la oficial del Registro de la Propiedad y exedil de Foro Cristina García-Pumarino
«Nos dejó tras una larga y durísima enfermedad. Os animo a recordarla alegre, feliz y sin complejos». Con estas palabras, Carlos Díaz-Varela García-Pumarino despidió ayer por la tarde a su madre la oficial del Registro de la Propiedad y exconcejal de Foro Cristina García-Pumarino. Falleció el lunes a los 70 años.
El funeral tuvo lugar en una abarrotada basílica de San Juan El Real. Antes de que sus cenizas fuesen depositadas en el columbario del templo, su hijo tomó la palabra para recordar cómo siempre definió su padre a madre: «Le decía que representaba a las palabras de Oviedo: muy noble, muy leal, benemérita, heroica y sobre todo buena. Era una mujer muy especial, con don de gentes y libertad de espíritu».
Emocionado se mostró en todo momento su viudo, el abogado Carlos Díaz-Varela. Recibió el pésame de numerosas personas como el decano del Colegio de Abogados, Antonio González-Busto, quien calificó a la fallecida como «una persona muy entrañable, cariñosa y cercana. Tuve relación con ella en dos facetas profesionales: como procuradora de tribunales y como oficial del Registro de la Propiedad». También asistió al funeral el magistrado Ignacio Vidau, señaló que García-Pumarino era una persona «alegre, divertida y jovial». «La recordamos con mucho cariño», añadió el oftalmólogo, Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, íntimo amigo del hijo de la fallecida.
También acudieron un buen número de abogados amigos de la familia. Entre ellos, Federico Recalde, Pablo Mori, Fernando de Barutell o José Luis Felgueroso. Asimismo, el psicoesteta Ramiro Fernández, el arquitecto Emilio Llano, la concejala de Vox Sonsoles Peralta, el presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, la pintora Carmen Fernández-Kelly o el comisario jubilado de la Policía Nacional, Vicente Álvarez.
Todos ellos escucharon con atención las palabras del párroco, Javier Suárez, quien pronunció una emocionante homilía. «Cristina era una esposa y madre entrañable; una mujer alegre, comunicativa que trabajó y se entregó a los demás». Tras recordar su faceta como concejala desde 2011 hasta 2015, aseguró que «todo el mundo encuentra en ella una buena palabra». El funeral fue concelebrado por el vicario parroquial José Manuel Rodríguez Fuego.
