Un Martes de Campo intergeneracional: «Todos los años nos juntamos, pero hoy somos más que nunca»

Riadas de gente con un único destino: el Campo de San Francisco. El pulmón verde se volvió a llenar para celebrar el Martes de Campo. El tiempo acompañó y los ovetenses fueron madrugadores para reservar su mesa para disfrutar la jornada con toda la familia. «A las once de la mañana los sitios para los grupos ya escaseaban», comentó el grupo encabezado por Carlos Gayoso desde el paseo del Bombé. Entre las viandas no faltó el bollo, la empanada y la bota de vino: «Todos los años nos juntamos, pero hoy somos más que nunca porque nos están mis padres, sus hijos y nietos».

En total, la Sociedad Protectora de la Balesquida colocó mil sillas y doscientas mesas a lo largo del Campo para que los socios disfruten de la soleada jornada y Patricia Velázquez junto a su hermana, Covadonga Velázquez y sus dos sobrinas: Olaya de seis años y Aldana de dos, hicieron un plan de chicas para uno de los días más importantes del calendario festivo ovetense. «En una jornada como esta hay que cumplir las tradiciones y mientras haga buen tiempo aquí estaremos». Para ello, la primera madrugó para hacer «la tortilla de patata y freír los filetes» y no faltó el tradicional bollo: «Nuestro padre es socio y con el vale nos dan uno así como la botella de vino».

Hay quien se estrenó en la cita este año. Duane Jackson y Ruiz Vieira acaban de viajar a Asturias desde Miami para ver a su familia que vive desde hace dieciséis años en Oviedo. «Apenas acabamos de empezar a comer y ya estamos llenos», comentó; mientras que María del Carmen Vieira afirmó que si estás en la «capital asturiana un día como hoy, tienes que cumplir la tradición».

También se estrenaron en la cita los nicaragüenses Deysi Velásquez y Armando Zapata. En marzo se trasladaron a vivir a Grado y «este es nuestro primer Martes de Campo, una fiesta muy bonita, con muy buen ambiente y sano». «En nuestro país celebramos las fiestas de otra manera; en la playa porque allí hace mucho calor y el bollo está riquísimo».

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