La mirada que refleja el medievo ovetense
Romántica. Profesora y doctora en Historia en la Universidad, expone argumentos con dulzura y convicción, buena mezcla. Simpática, cercana, viajera, algo empollona y enamorada de los libros y de leer. Su especialidad, contar cómo era la capital del Principado del siglo XIII al XV
Dice que la Edad Media no fue oscura como la gente piensa. Culpa a la «intelectualidad» de esa leyenda negra, de esa «imagen desvirtuada de la realidad» y defiende su luminosidad. Lo defiende con dulzura, expresividad y convicción, una mezcla explosiva que seguramente define a una buena profesora. Simpática, afable, cercana y muy sonriente, le gusta leer, las tertulias en la cocina y viajar. Pero, sobre todo, la historia.
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Se ruboriza un poco cuando habla de sus logros académicos, tuerce un poco el gesto cuando la definen como empollona, aunque el gesto no es duro se vuelve más dulce mientras asiente con la cabeza.
María Fernández Álvarez (Oviedo, 1978) es profesora titular en el Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo y también doctora. Su especialidad, la historia medieval entre los siglos XIII, XIV y XV. Nació en Oviedo, en Maternidad, y ha vivido gran parte de su existencia en Vallobín con sus padres Crisanto, perito mercantil, y Raquel, que se ocupaba de sus hijos Laura, María y Juan, que «era bastante más pequeño que nosotras y era nuestro peluche, el juguete de la casa».
Estudió mucho y bien en las Dominicas y aunque «nunca fui de salir porque siempre me gustó leer y escribir», recuerda cómo su primera salida nocturna llegó a los 18 años «con una fiesta de Nochevieja en el Reconquista con amigas del colegio. Vino mi padre a buscarnos de madrugada. Fue como nuestra puesta de largo».
De ahí a la Universidad, rama de Historia. Premio Fin de Carrera, premio extraordinario de doctorado y Premio de investigación 'Juan Uría Ríu' en 2005. Después de tantos laureles llegó el momento, el hito, «o dar clase en un instituto después de hacer el curso de capacitación» o «recibir la propuesta de su gran maestro Ignacio Ruiz de la Peña que me dio una beca y me abrió todas las puertas de la Universidad». «Nacho fue mi mentor hasta el punto de que el Día del Padre le llamaba porque fue mi padre académico». De ahí viene la Historia Medieval y Oviedo, pues su tesis fue 'Oviedo en la Edad Media', para ejemplo un botón.
Es una viajera impenitente que aconseja «viajar por España porque es infinita». Ha vivido en Siena, en Nápoles y dentro de no mucho tiempo se irá a Chile con un grupo de investigación. «Aunque he viajado mucho nunca he cruzado el charco porque no tengo una relación fluida con los aviones».
Aunque no lo diga es una romántica pues hay que ser muy romántica para estar enamorada de la Edad Media en Oviedo. Bromas aparte, lo de ser romántica parece claro: «Tuve un gran amor que es mi gran amor, Diego. Llevamos juntos desde 2002»
Lectora compulsiva ahora está enredada con la trilogía 'Solas', 'Malas' y Libres' de Carmen Alborch aunque su debilidad lectora es el Comisario Brunetti y 'Los años', de Annie Ernaux. No cocina mal pero prefiere «participar del proceso con un vinito». Siempre con esa mirada dulce y casi siempre interrogante, como si todo le interesara.