La plaza de toros de Oviedo, declarada en ruina hace quince años, espera otra oportunidad
Tras una inversión prevista de 19,91 millones, el coso elevará a 5.000 personas su aforo para acoger diversas actividades ajenas a los astados
El presente de las plazas de toros de Oviedo y Gijón es opuesto. Mientras en El Bibio las corridas han vuelto este agosto durante ... cuatro jornadas con éxito de público; el coso ovetense permanece cerrado, en ruina. Las fotos aéreas de EL COMERCIO desvelan que la maleza acampa en el albero y por las gradas de una plaza que lleva sin acoger una corrida desde hace dieciséis años.
Los últimos toreros en faenar en el ruedo de Buenavista fueron El Cordobés, Rivera Ordóñez y Jesulín de Ubrique el 21 de septiembre de 2007. Los tres salieron a hombros tras dar buena cuenta de los seis astados de Peralta y las Monjas. Aquél San Mateo, el coso, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y diseñado por Juan Miguel de la Guardia, se despedía sin saberlo de la tradicional fiesta.
Desde entonces, la plaza permanece cerrada -sólo ha acogido rodajes de cine de forma ocasional- y los desperfectos aumentan. Su perímetro está vallado desde noviembre de 2021 ante la caída de cascotes a la vía pública. No en vano, ahora se cumple el decimoquinto aniversario de su declaración en ruina ordenada por parte del entonces alcalde, Gabino de Lorenzo.

Una efeméride que coincide con la licitación puesta en marcha por el equipo de gobierno, liderado por Alfredo Canteli, para la redacción del anteproyecto. Lo hará el estudio Badik después de presentar la oferta más ventajosa valorada en 54.606 euros (más impuestos). Tan solo falta cerrar la adjudicación para que este despacho de Soria elabore las prescripciones técnicas para reformar este BIC al que se le incorporará una cubierta retráctil.
Otra de las actuaciones contempladas es adaptar la plaza de toros a las normativas vigentes, tales como las directrices de accesibilidad, espectáculos públicos o de seguridad frente al riesgo de incendios. También se reformará o se ampliará el graderío para adecuar sus condiciones de accesibilidad y confort a los estándares actuales y a los nuevos usos propuestos y se aumentará su aforo. El Ayuntamiento persigue congregar a cinco mil espectadores, una cifra que el Principado ve con buenos ojos, para desarrollar diversas actividades culturales, ajenas a los astados.
Fechas más señaladas de la historia de la Plaza de Toros de Buenavista
-
Año 1889 Obras: Su construcción comienza en enero y emplea a 257 trabajadores. Los diestros 'Frascuelo' y 'Lagartijo' inauguran el coso de Buenavista en el mes de agosto.
-
Año 1890 Crisis: Más de quinientos accionistas se comprometen a sufragar las obras; sin embargo, más de cien faltan a su palabra. La plaza sale a subasta, pero no genera ninguna oferta.
-
Año 1891 Arrendamiento: La Sociedad de Comerciantes e Industriales de Oviedo arrienda la plaza hasta que la viuda de José Miranda Cienfuegos se hace con el coso.
-
Año 1913 Nueva venta: Pasa a manos de la Sociedad de Espectáculos que no está conforme en realizar mejoras. Las familias Herrero, Masaveu, Caicoya, San Román y Botas la recuperan.
-
Año 1932 Incendio: Tras pasar por varios propietarios, la plaza de toros sufre un gran incendio el 10 de diciembre. Las llamas se inician en un pajar causando importantes daños.
-
Año 1944 Derribo: Al devastador incendio se suman los daños de la guerra civil. En este escenario se consigue un compromiso de reconstrucción y terminan las obras.
-
Año 2007 Corrida: Jesulín de Ubrique , El Cordobés y Rivera Ordóñez protagonizan la última corrida hasta la fecha el 21 de septiembre. Un año más tarde, se declara el coso en ruina.
-
Año 2023 Anteproyecto: El Consistorio saca a licitación, cuya adjudicación está a punto de cerrarse. El debate es si los toros han de volver. El alcalde Alfredo Canteli apuesta por otros usos.
Todo ello supondrá una fuerte inversión para las arcas municipales. El presupuesto alcanzará los 19,91 millones de euros, según las previsiones iniciales del Ayuntamiento. Una cifra que se ha elevado en los dos últimos años por la inflación, ya que el plan director fechado en noviembre de 2020 cifraba los trabajos en 11,39 millones de euros. Una diferencia de 8,52.
El debate, en la actualidad, es qué usos se le dará una vez que acaben las obras. El alcalde es tajante: «En Gijón, los toros y en Oviedo, la ópera», destacó recientemente durante una visita a la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma). Mientras, Vox pide la recuperación de las corridas de La Ascensión y de San Mateo, pero lo que todos quieren es que el brillo vuelva a este BIC.

La historia del coso se comenzó a escribir en 1889. El 4 de enero de aquel año comenzaron las obras gracias al impulso de la Sociedad de Espectáculos de Oviedo. Más de 257 operarios trabajaron a pleno rendimiento y a finales de julio, la explanada para carruajes ya estaba lista. Un mes después los diestros Salvador Sánchez, 'Frascuelo', y Antonio Moreno, 'Lagartijo' estrenaron la plaza. Sin embargo, los primeros problemas llegaron pronto, al año siguiente, y fueron de carácter económico: quinientos accionistas se habían comprometido a contribuir en la construcción de la plaza; sin embargo, más de cien faltaron a su palabra. Esta situación provocó la salida a subasta del equipamiento, pero no hubo ofertas. Durante los años 1891 y 1892, la plaza se arrendó a la Sociedad de Comerciantes e Industriales de Oviedo, hasta que la viuda de José Miranda Cienfuegos compró el inmueble que en 1900 pasaría a manos del empresario gijonés Manuel Sánchez Dindurra, quien realizó importantes mejoras.
Una nueva Sociedad de Espectáculos adquirió el coso en 1913, pero los nuevos propietarios no estaban del todo conformes con realizar una inversión, así que las acciones pasaron a aquellos que estaban dispuestos a asumir la rehabilitación que salvaría a la plaza de toros. Policarpo Herrero, Elías Masaveu, Manuel Caicoya, Manuel San Román y Juan Botas están detrás de su recuperación.
A las seis de la mañana del 10 de diciembre de 1932, un cortocircuito prendió fuego a un pajar provocando grandes llamas que se propagaron a gran velocidad afectando al interior de la plaza y causando fuertes daños en la fachada.

Unos arreglos provisionales permitieron celebrar algunos festivales o novilladas, pero la guerra civil acabó de poner la estocada a la plaza. En 1944 llegó la orden de derribo, pero se logró paralizar y apostar por su reconstrucción. En el proceso no faltaron los problemas y finalmente se retomó la idea en 1957. Valentín Masip, durante su Alcaldía, también aportó las cuantías necesarias para terminar las obras, siempre con la pesada sombra de la demolición.
Veinte años después, las corridas volvieron en fechas importantes, La Ascensión y San Mateo. Hasta 2007.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.