Un abogado que es un no parar
Buen compás. Tuno, cocinero, sidrero, asesor económico de San Tirso, vocal de la Sociedad Protectora de la Balesquida, exsecretario del Colegio de Abogados y el octavo de doce hermanos. Una persona multidisciplinar que cuando tiene tiempo libre se dedica a leer y caminar
Cuando sonríe se le pone un poco de cara de pillo, quizá porque fue tuno, pero en general el rostro es de persona formal. Habla despacio, es risueño aunque serio. Abogado, caminante, cocinero, lector, cofrade, consejero económico de la parroquia de San Tirso y vocal de la Sociedad Protectora de la Balesquida.
Es el octavo de doce hermanos (hay 25 años de diferencia entre el mayor y el pequeño), lo que significa que la carrera (Derecho en Oviedo) le salió gratis «por ser familia numerosa de honor». Hijo de Ramón, gestor de seguros y Purina, maestra de formación aunque con doce hijos lo primero era lo primero.
Palayo Fernández-Mijares Sánchez (Oviedo, 1965) pertenece a un apellido con tronío dentro de la abogacía ovetense aunque no en varias generaciones, sólo entre hermanos. De hecho «entre abogados y procuradores somos seis los hermanos metidos en esto del Derecho».
Nació en casa, en el número 5 de la plaza de Porlier, y su patio de juegos fue la Catedral. Esto tiene que imprimir carácter. «Estuve interno en un colegio de dominicos en León aunque el destinado allí no era yo, era otro hermano pero me terminaron eligiendo a mí». Allí estuvo cuatro años, «era un buen estudiante aunque suspendía matemáticas. Pese a ir con 12 años a un internado la verdad es que me lo pasé bien y me enseñaron disciplina y hábito de estudio».
Lo de ser abogado no fue la primera opción en su vida porque le gustaban más las lenguas clásicas y la historia, pero su hermano mayor le cambió la visión: «Hablé con Ramón y me dijo que me dejase de pijadas y que hiciera Derecho y si quería aprender historia que leyera mucho». Así que se presentó en el Edificio Histórico de la Universidad y comenzó el camino de la Abogacía. Un camino como muy serio que trufó de divertimento cuando entró en la tuna que «fue una de las mejores cosas que hice en mi vida. La diversión, el ambiente, los amigos...». La tuna le abrió otro mundo, el mundo entero, pues ha conocido Europa y Cuba, Puerto Rico, Venezuela, México o Miami, «donde abrimos el 'parche' (reunión de tunos que tocan por dinero en eventos) para todas las tunas de España con un contrato en un restaurante, que se sigue manteniendo».
Hizo la mili en Noreña y en el Gobierno militar, comenzó a ejercer y a partir de ahí no ha hecho otra cosa que apuntarse casi a un bombardeo. Así, doce años en la directiva del Colegio de Abogados, «la mejor época fue con Nacho Cuesta como decano», vocal de la Sociedad Protectora de la Balesquida y consejero económico de San Tirso.
Si no trabaja, la familia. Con Beatriz, su mujer, y sus dos hijos, Javier e Ignacio. Y su pasión pasa por leer y cocinar, «los guisos son mi especialidad aunque guiso y hago las tareas de casa porque soy un feminista de verdad y no de boquilla». Es sidrero pero «cuando no está buena o no me echan bien me paso a la cerveza». No se plantea jubilarse «pero si ir bajando un poco el ritmo en unos años».
Pelayo Mijares es ovetense, de los del casco antiguo. Abogado y buena gente.