Ramsés García, director del colegio San Pedro de los Arcos: «El colegio San Pedro de los Arcos es un fractal de la sociedad ideal»
«Muchas de nuestras familias llegan sin papeles, huyendo de realidades duras; necesitamos recursos tangibles»
Raquel Fidalgo
Oviedo
Lunes, 8 de diciembre 2025, 00:15
Músico en su tiempo libre y docente por vocación, Ramsés García habla con la velocidad de quien tiene mucho que hacer y poco tiempo que ... perder. No quiere que le miren con pena, ni a él ni a sus alumnos. Reivindica la excelencia de la diversidad en el colegio que dirige, el San Pedro de los Arcos de Oviedo.
–¿Cómo se encontró San Pedro de los Arcos y cómo lo ve ahora?
–Cuando llegamos el nuevo equipo directivo en 2023, lo que intentamos fue darle un giro a varias perspectivas: la del alumnado, la de las familias y la de la propia administración. Queríamos un colegio que, nada más entrar por la puerta, funcionase como un libro abierto. Que las paredes no fueran muros, sino aprendizajes. Veníamos de una época postcovid que había alejado a las familias, y nosotros hemos hecho lo contrario: meterlas dentro. Hoy tenemos proyectos de colaboración donde las familias y los profesores van de la mano, incluso dando ponencias juntos en la Universidad.
–Tienen un porcentaje altísimo de alumnado extranjero. En la calle, a veces, se usan términos como 'gueto'. ¿Qué responde a eso?
–Que se equivocan. Nosotros somos un fractal de cómo debería ser la sociedad ideal. Una sociedad idílica donde la inclusión, el respeto y la igualdad son la norma. Es irónico, pero a veces se desestima este colegio por tener un 'mestizaje cultural'. De ese prejuicio nosotros sacamos nuestra excelencia. Tenemos más de un 90% de familias de otros países. Y te digo una cosa: si miras con los ojos, ves a un niño de otro país; si miras con el conocimiento y el corazón, ves a un niño trilingüe, con una plasticidad cerebral y una capacidad de adaptación que ya quisieran muchos. Aquí no se ve diferencia, se ven libros vivos.
–¿Esa visión se está traduciendo en matrículas?
–Absolutamente. Cuando llegamos en 2023, teníamos ocho o nueve unidades (es lo mismo que clases). Hoy tenemos trece. Hemos crecido. Y lo más importante: nos eligen familias que no son ni de la zona adscrita. Vienen en autobús, en taxi, en coche, porque somos su primera opción. Lejos de ser la opción de descarte, nos hemos convertido en una opción de excelencia inclusiva.
–Usted reconoce la buena intención de la Consejería de Educación, pero al mismo tiempo reclama recursos al Gobierno del Principado.
–Nosotros somos para la Administración lo que un niño con necesidades especiales es para una clase. Un niño así necesita recursos específicos. Pues el San Pedro de los Arcos es un colegio con necesidades específicas que requiere recursos específicos. La Administración hace el esfuerzo, sí, y nosotros valoramos el diálogo y la predisposición que siempre tienen. Con tiempo y entendimiento se construye mucho más.
–¿Qué necesitan concretamente?
–Necesitamos más dotación en Orientación Educativa y en Servicios a la Comunidad. Tenemos contingencias que multiplican por siete las de cualquier otro centro. Si yo tengo que tramitar 180 becas, con traductores simultáneos porque las familias no hablan castellano, necesito más manos que un colegio donde todo el mundo habla español y tiene DNI. Muchas de nuestras familias llegan sin papeles, sin pasaporte, huyendo de realidades duras. Necesitamos que la equidad de la que habla la ley se traduzca en recursos tangibles, no numéricos. No me vale que me digan «tienes tantos alumnos, te toca tanto profesor». No.
–Con más de 20 nacionalidades, el idioma debe ser una barrera importante. ¿Cómo se gestiona el día a día en el aula?
–Con imaginación y con lo que llamamos peque-embajadores. Tenemos un proyecto precioso donde los niños del mismo país reciben a los nuevos. Si llega un niño ruso, ucraniano o árabe, otro niño le hace de traductor y guía. Reforzamos su bagaje plurilingüe. Además, en el recreo ves a niños enseñando palabras de su idioma a otros de forma natural. Eso es riqueza. Y luego, claro, necesitamos recursos de inmersión lingüística, que a veces van lentos, pero nos buscamos la vida.
–Siendo un colegio con tanta diversidad, ¿cómo encaja la cultura asturiana?
–Se refuerza y se vive con una pasión increíble.Te cuento una anécdota: en el último amagüestu, el pregón lo leyeron cuatro niñas de Marruecos, Argelia, Ecuador y Venezuela. Y lo leyeron en asturiano. Las familias marroquíes te piden el gaiteru, te piden sidra dulce. Aquí se vive Asturias por los poros de los azulejos.
–¿Dónde le gustaría ver al colegio San Pedro de los Arcos?
–Me gustaría que ya no fuera noticia por ser un 'colegio de inmigrantes', sino por ser un referente de normalidad y excelencia. Me gustaría que desde las Administraciones públicas se siga realizando un esfuerzo y que ese esfuerzo se traduzca en recursos. Y, personalmente, espero seguir aquí, con la misma ilusión que hasta el momento.
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