
Jonathan Hergueta
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Jonathan Hergueta
Jonathan Hergueta es el fundador de la ONG Sonrisas de Fe, premiada recientemente como 'Mejor organización del año' en acción social. A raíz de su ... historia personal decidió crear en Oviedo un lugar donde no sólo ayudar desde lo material, sino emocionalmente y desde la fe.
–¿Cuándo y por qué nació la ONG Sonrisas de Fe?
–La idea de fundar la ONG Sonrisas de Fe surgió de las necesidades que presencié desde niño. Mi madre estuvo enferma durante años, lo que me hizo pasar mucho tiempo en los hospitales. Fue en esos momentos cuando vi de cerca la soledad y el sufrimiento de muchos pacientes, así como el dolor que enfrentan los niños hospitalizados y sus familias, algo que me marcó profundamente. Años después me encontré con otro momento de dificultad cuando los médicos me informaron que mi salud estaba en peligro debido a una bacteria resistente a los antibióticos que había invadido mi cuerpo. Durante meses tuve que lidiar con infecciones persistentes, fiebre alta, desmayos, neumonía y otras complicaciones. En medio de la enfermedad, en la oración, comprendí con claridad que Dios me pedía hacer algo. Y después de recuperarme en 2020 Dios hizo posible fundar Sonrisas de Fe.
-¿Cuál es la misión principal de la entidad?
–Ser instrumentos de Dios, saliendo al encuentro del otro para evangelizar, llevar esperanza, alegría, y sobre todo, amor. Acompañando el sufrimiento humano. Contamos con voluntarios en hospitales, por ejemplo, que imparten clases particulares o cuentacuentos. También estuvimos en la guerra de Ucrania o en Myanmar donde colaboramos con rescates y refugio sobre todo a madres e hijos. Buscamos aliviar el sufrimiento no sólo desde el plano material sino también emocional y espiritual.
–Recientemente han recibido el premio a 'Organización del Año' en acción social y voluntariado y un reconocimiento como 'Profesional del año'.
–Lo vivimos como una oportunidad para abrir nuevas puertas y que más personas puedan conocer Sonrisas de Fe y, si lo desean, unirse a esta misión de amor y servicio. Es también una buena ocasión de visibilizar tantas realidades que a menudo pasan desapercibidas y de concienciar a la sociedad de la importancia de estar cerca de quienes sufren.
–¿Quiénes forman parte de la ONG y cómo se organiza?
–Somos una red de corazones dispuestos a servir. Voluntarios, profesionales de la educación, de la sanidad, del ámbito social y también personas que, simplemente, quieren dar su tiempo y su cariño. Tenemos equipos coordinados según las áreas de acción: educación hospitalaria, acompañamiento a mayores, apoyo en crisis humanitarias.
–¿Qué tipo de personas o colectivos atienden principalmente?
–Atendemos a quienes más sufren, y a menudo, a quienes nadie ve. Niños hospitalizados por largas temporadas que pierden no sólo la salud, sino parte de su infancia o el curso escolar. Personas mayores que llevan semanas sin recibir una visita. Refugiados que huyen del horror de la guerra. En cada uno vemos un hermano amado por Dios.
–¿Qué tipo de actividades solidarias o comunitarias desarrollan en Oviedo?
–Oviedo es el lugar donde todo empezó, y donde tratamos de estar muy presentes. Una de nuestras prioridades es el acompañamiento a personas en situación de soledad, especialmente mayores que no tienen familia. Muchos residen en residencias y conviven con una soledad no deseada que duele en silencio. Les escuchamos, celebramos con ellos la liturgia y también hacemos actividades y juegos que les devuelva el regalo de ser amados. Un momento muy bonito es cuando la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo –que llevamos organizando durante 5 años consecutivos— sirve de apoyo y crea un ambiente cálido que a menudo es miedo y sufrimiento.
–¿Tienen proyectos fijos durante todo el año o actividades específicas según la temporada?
–Combinamos ambos tipos. Hay proyectos que son constantes: educación hospitalaria, acompañamiento en hospitales y residencias, etc. Pero también adaptamos nuestras acciones a los ritmos del año: en Navidad organizamos campañas de regalos y visitas y en verano campamentos. En Cuaresma invitamos a practicar más la oración .
–¿Colaboran con parroquias, otras asociaciones o instituciones locales?
–Creemos que la colaboración es imprescindible para construir un futuro más justo, compartiendo el compromiso de servir a los demás. Algo que valoramos mucho en este camino ha sido contar desde el primer momento con el apoyo del Principado de Asturias y del Ayuntamiento de Oviedo, que siempre nos han puesto las cosas muy fáciles, especialmente a la hora de organizar eventos solidarios. Su cercanía ha hecho posible muchas de nuestras iniciativas. Y no puedo dejar de mencionar a personas que son un ejemplo de servicio, como los integrantes de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, siempre dispuestos a alegrar la vida de otros con su música, y también al Colegio de Fomento Los Robles-Peñamayor, que organiza recogidas de alimentos y material sanitario. Especialmente durante situaciones críticas como la Guerra de Ucrania.
–¿Cuáles son las principales necesidades que observan en Oviedo?
–La soledad, sin duda. Cada vez más personas viven aisladas. Mayores, pero también jóvenes. La salud mental se está resintiendo, acompañada de la ausencia de una vida espiritual. También hay una creciente precariedad: familias que no pueden pagar el material escolar, quienes no pueden hacer frente a necesidades básicas. Son situaciones que a veces pasan desapercibidas.
–¿Qué tipo de ayuda necesitan como ONG? Material, voluntariado, donaciones…
–Siempre son bienvenidos voluntarios comprometidos, apoyo económico tanto de particulares como de empresas u otros organismos, donaciones de material educativo y tecnológico para poder llevar adelante los proyectos. Pero por encima de todo necesitamos que recen por nosotros.
–¿Sienten que Oviedo es una ciudad solidaria y comprometida con este tipo de causas?
–Sí, Oviedo es una ciudad que tiene un gran corazón. Son muchas las personas anónimas que, día tras día, realizan actos de bondad. Cuando se presenta una causa concreta, la respuesta de la ciudad es generosa y solidaria. Tal vez aún nos falte visibilizar más estas acciones, pero lo que está claro es que la solidaridad en Oviedo está muy presente.
–¿Cómo se combina la ayuda social con la dimensión espiritual o emocional?
–No se puede ayudar sólo con las manos si el corazón no está presente. La ayuda social no es simplemente dar cosas, sino darse uno mismo. El ser humano necesita pan, sí, pero también esperanza, cercanía y amor. Por ello la caridad cristiana no sólo es asistir, sino tocar con la carne de Cristo en los pobres, en los enfermos y en los que sufren. La dimensión espiritual no es un añadido, es parte del todo, de donde todo nace.
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