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COVADONGA DEL NERO
OVIEDO.
Lunes, 13 de diciembre 2021, 00:33
Desde el centro de Oviedo, cualquiera que desee conocer Veguín de Allá debe tomar la salida por la plaza de Castilla dirección AS-66 hacia Mieres. Tras unos kilómetros, hay que tomar la salida 40, dirección Tudela Veguín y atravesar la localidad para, en la calle Paulino Díaz, girar a la derecha y cruzar las vías del tren. Después, conducir a través de un estrecho puente que sortea el río Nalón y, unos metros más adelante, está Tudela de Allá. El viaje continua por una carretera que se adentra en el bosque y por una pronunciada pendiente hasta llegar al destino: Las Quintanas.
Allí, Carmen Camporro vive en plena naturaleza, disfrutando de la tranquilidad del único ruido del viento y de sus propios animales. «Es todo para mí», comenta feliz. También su hija reside en el pueblo, al que durante los fines de semana llegan algunos vecinos, pero ni en sus mejores momentos superan la decena de residentes.
Camporro pasó su infancia en la misma casa en la que ahora reside en Las Quintanas, pero cuando se casó y formó una familia se mudó a Oviedo. Taxista de profesión, tras su jubilación no lo dudó: «Hace seis años volví a esta casa y estoy en la gloria». Una vivienda que reformó su hija hace diez años para poder volver al hogar de su madre. Carmen vive con un par de perros y gatos, pero también con 'Lola', un burro tranquilo que campa a sus anchas por los verdes prados que rodean el pueblo. Cada vez que escucha la llegada de su dueña, rebuzna para llamar su atención. También le siguen un pequeño rebaño de ovejas xaldas, negras como la noche.
Paseando por el pueblo, el más alto de todo el municipio de Oviedo, además de las pocas viviendas, un par de hórreos completan la infraestructura del lugar. Destaca un pequeño rincón con un banco que los vecinos lo utilizan como porche: «No da ni el viento, se está genial». Y una fuente que también sirve como lavadero.
Las Quintanas, a casi quinientos metros de altitud, tiene, evidentemente, un acceso empinado. Representa un reto para algunos amantes del ciclismo. Hasta hace apenas tres años, recuerda Carmen, «pasaban por aquí ciclistas que subían a menudo». Una zona natural dentro del concejo de Oviedo, lejos del ruido de coches y de contaminación alguna. Un lugar que, para Carmen, es sin duda «el mejor del mundo». Con sus animales le es suficiente y ni siquiera le parece «para tanto» los accesos hasta allí.
Antes de llegar a Las Quintanas, también se pueden observar otros pequeños pueblos como La Roza, El Cabornio de Arriba y El Cabornio de Abajo. Estos dos últimos sin población, pues las viviendas fueron compradas por la Fábrica de Cemento.
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