Los vecinos de La Monxina exigen más alternativas de ocio juvenil en Oviedo
La situación es «más profunda y preocupante», dicen los residentes después del cierre de la piscina del barrio tras sufrir actos vandálicos
Este lunes, la piscina de La Monxina amanecía cerrada tras sufrir actos vandálicos. Mientras desde el Ayuntamiento de Oviedo se insistía en que el resto de las piscinas de la ciudad funcionaban con normalidad, la asociación de vecinos del barrio advierte que esto ha sido la punta del iceberg que daña la imagen del barrio y revela una realidad «mucho más profunda y preocupante». Es hora, dicen, de ir al fondo de la cuestión. ¿Cuál? «Los jóvenes no tienen un ocio que les guste porque lo que proponen los centros sociales no está llegando», asegura David Nistal, presidente de la asociación.
«Cuando surgen estos comportamientos conflictivos, la sorpresa inicial debería dar paso a una reflexión más seria sobre sus causas», asegura. Un ejemplo reciente lo ilustra a la perfección: un grupo de jóvenes saltó la valla del campo de Matalablima para poder jugar al fútbol, perfectamente equipados y organizados. «Es el reflejo de un deseo de compartir una afición sin tener un lugar para hacerlo legalmente. En una ciudad que celebra el ascenso del Real Oviedo, ¿es lógico invertir más en vigilancia que en ampliar los horarios de las instalaciones deportivas para que los chavales disfruten?», insiste Nistal.
Así, continúa, «los programas institucionales, aunque bienintencionados, se repiten sin la evaluación ni adaptación necesarias para conectar con la realidad juvenil», dice. Pese a ello, no culpan al Consistorio y dicen no poder depender tanto de estar siempre pidiendo arreglos o denunciando. «Por supuesto, quienes vandalizan deben responsabilizarse, idealmente con trabajo comunitario si son menores». No obstante, abunda el portavoz vecinal, «la solución a largo plazo exige un cambio de enfoque radical». Y es que «se necesitan recursos estables, proyectos socioeducativos y programas de prevención que impliquen a las familias y al vecindario».
Eso, reiteró, y «apostar por la educación en valores, la participación juvenil real y el derecho a un ocio digno y accesible, pues solo así se podrá dejar de poner parches y empezar a construir barrios donde los jóvenes sientan que, de verdad, importan». «No se trata de cargar toda la responsabilidad sobre el Ayuntamiento, que ciertamente no es omnipotente, pero tampoco podemos resignarnos a repetir fórmulas que, a todas luces, no funcionan».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.