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Javier Fernández y Guillermo Martínez, ayer, de camino a la reunión semanal del Consejo de Gobierno. MARIO ROJAS
La retirada de Guillermo Martínez anticipa el inminente relevo al frente del Principado

La retirada de Guillermo Martínez anticipa el inminente relevo al frente del Principado

El consejero y portavoz, mano derecha de Javier Fernández en estos años, deja la primera línea de la política distanciado del nuevo rumbo del PSOE

ANDRÉS SUÁREZ

OVIEDO.

Sábado, 8 de junio 2019, 03:11

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Los vientos de cambio llegaron primero al PSOE, con el adiós de Javier Fernández y el aterrizaje de Adrián Barbón en la secretaría general de la FSA, y soplan ahora en el Gobierno asturiano una vez que el propio Barbón ganó con claridad las elecciones del 26-M y en cuestión de semanas también relevará a Fernández a los mandos del Ejecutivo. Un buen reflejo de los nuevos tiempos es el anuncio, ayer, del consejero de Presidencia y portavoz del actual gabinete, Guillermo Martínez, de que deja la primera línea de la política después de una intensa etapa en la que ha ejercido como mano derecha del hasta ahora presidente del Principado.

La noticia no es tanto que Martínez se eche a un lado como que él mismo confirmase ayer, en su comparecencia posterior a la reunión semanal del Consejo de Gobierno, su decisión de «no continuar» en la actividad política una vez que el actual gabinete culmine su mandato. Abiertamente distanciado de la estrategia y del proyecto del nuevo PSOE que encarna Barbón, el margen de maniobra de que disponía el consejero para continuar en la vida política, bien en responsabilidades públicas, bien orgánicas, era muy reducido, por no decir inexistente. De ahí que su anuncio sirviese para clarificar definitivamente una realidad que en clave interna todo el mundo daba por descontada.

A falta de que Javier Fernández ponga punto y final a su trayectoria política una vez que se proceda a la investidura de Barbón, la despedida de Martínez viene a suponer también un fin de ciclo para aquello que se dio en llamar el 'javierismo'. El nombre del consejero y portavoz estuvo siempre en las quinielas como opción que diera la batalla, desde las posiciones que representaba Fernández, al emergente 'sanchismo' que en Asturias encarnaba Barbón. Pero nunca dio el paso, ni a la hora de pelear por la secretaría general de la FSA, primero, ni en el momento de decidir la identidad del candidato socialista al Principado para el 26-M. En el primer caso tomó las riendas el gijonés José María Pérez, que perdió ante Barbón. En el segundo, este no tuvo oposición.

Desde entonces, y mientras Barbón aglutinaba progresivamente poder en el seno de la FSA y comenzaban a tenderse puentes entre los dos sectores que solo meses atrás habían protagonizado una cruenta batalla interna, Martínez se retiró del foco. Mientras la práctica totalidad de los consejeros y muchos dirigentes que en su momento habían respaldado la opción de Susana Díaz frente a Pedro Sánchez y de José María Pérez frente a Adrián Barbón eran partícipes de una evidente distensión interna, asistiendo a actos políticos protagonizados por Sánchez y Barbón y en algunos casos integrándose en las candidaturas 'sanchistas', caso de Fernando Lastra, Dolores Carcedo o Marcelino Marcos, el portavoz evitó dar ese paso. Se centró en sus labores en el seno del Gobierno y esquivó esa fotografía.

No por esperada la constatación de su retirada dio ayer mucho que hablar en el seno del socialismo asturiano. Hay quien, por un lado, elogia su lealtad «hasta el último minuto» a quien puede definirse como uno de sus 'padres políticos', Javier Fernández. O quien defiende su «coherencia» al no querer ser partícipe de un nuevo proyecto para el PSOE asturiano «en el que no cree». Pero también hay quien le reprocha que no haya hecho, como sí hicieron algunos de sus compañeros, esfuerzos en pro de la integración después de la cruda pugna interna. «Si hubiera querido tendría un hueco en el futuro del partido, como lo tienen otros que defendieron sus mismas ideas», analizaba un dirigente de la actual mayoría socialista. «Pero prefirió enrocarse en el pasado», lamentaba otro.

Martínez se va «agradecido por la confianza» en él depositada por el presidente, en una decisión que tenía tomada «hace tiempo» y que, prometió, no le impedirá culminar las responsabilidades que tiene asignadas hasta el final del mandato. Quienes le conocen bien hablan de un adiós que no es definitivo porque Martínez, dicen, «lleva la política en la sangre», aunque admiten que el escenario actual -la posición de la nueva mayoría del PSOE es muy sólida incluso a largo plazo- complica un hipotético retorno.

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