Premio Princesa de Asturias de los Deportes | «Me siento ganadora por el camino recorrido»
Teresa Perales Premio Princesa de los Deportes ·
«Mi máxima en la vida es sentirme orgullosa de lo que hago y, a día de hoy, puedo decir que lo estoy. Y mucho»LAURA FIDALGO
OVIEDO.
Miércoles, 20 de octubre 2021, 02:03
Teresa Perales (Zaragoza, 1975) se atreve con cualquier situación que la vida le ponga por delante. Su indiscutible palmarés y su profunda humanidad han llevado a la deportista paralímpica más laureada de España a Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias de los Deportes.
-Es la elegida entre 18 candidaturas nacionales e internacionales, ¿qué cree que fue lo que determinó que usted fuera la premiada?
-El esfuerzo y las medallas son importantes, pero creo que quien me propuso pensó que yo tenía buen corazón. Al final es lo único que importa en la vida. Últimamente me repiten mucho que soy un icono, pero yo no lo siento así. En mi casa soy simplemente Teresa y para muchos, por fortuna, solo soy la mamá de Mariano, que es de lo que más orgullosa me siento. No tengo intención de ser el referente de nadie, pero me motiva saber que hay gente que se fija en mí. No sé si hago las cosas bien, pero yo solo quiero vivir mi vida de la mejor manera posible. Disfruto de cada experiencia y la máxima que tengo es sentirme orgullosa de lo que hago y, a día de hoy, puedo decir que lo estoy. Y mucho.
-Son días de mucha emoción y nervios, ¿qué es lo que más le está haciendo disfrutar del camino?
-Sin duda darle la noticia a mi familia fue lo mejor de todo, pero también disfruté atendiendo todas las llamadas. Hubiese sido más fácil hacer una rueda de prensa, pero preferí hablar de manera individual con cada persona. Creo que es más espontáneo y me parece una bonita forma de contar los hechos con la pasión que sentía en cada momento. Llamé a mi marido y poco le faltó para abandonar la cola de la vacuna de la covid-19 para venir corriendo a abrazarme. La reacción de mi madre también fue increíble. Las dos nos pasamos un buen rato llorando al teléfono. Es lógico, porque no hay nada más fuerte que el orgullo de una madre que te ha visto luchar toda la vida.
-Entre todas las felicitaciones, ¿podría quedarse solo con una?
-Si tuviera que hacerlo, indudablemente me quedaría con la de mi hijo de 11 años, Mariano. Sabía lo importante que era para mí este premio, porque él vivió que otros años estuve nominada y no me lo dieron. Es consciente de que este reconocimiento simboliza el esfuerzo y el trabajo de mujeres y deportistas paralímpicos, y está orgulloso de que lo recoja su madre.
-El público ve las competiciones y las victorias pero, ¿qué hay detrás de todo esto que no ven los espectadores?
-Simplemente, el día a día. No se ve cuando te preparas y las cosas no salen bien, o incluso cuando salen bien, pero no se pueden ver porque no ganas. Hubo muchas veces que no gané, más de las que me gustaría, pero eso es ley de vida. Compito con gente muy preparada. No me agobio y pienso que soy valiente por seguir compitiendo. Me siento ganadora al saber que tengo un gran camino recorrido y que más de una vez demostré de lo que soy capaz. Eso es lo que me da tranquilidad. No lograr lo máximo no significa haberlo hecho mal, al igual que ganar a veces no significa haber sido el mejor. Me gusta la sensación de haberlo intentado y lo más importante es que me lo paso bien compitiendo.
-La vida da muchas vueltas, ¿ha cambiado su forma de ver el mundo desde el día en el que se quedó en silla de ruedas?
-Desde luego, tengo otra perspectiva: ahora la tengo más bajita (Risas). Con 19 años no tenía la madurez personal que tengo con 45. Supongo que eso sí cambia, porque adquieres experiencia. Antes le daba importancia a cosas que ahora me dan la risa. De todos modos, creo que es importante tener esa edad y aprovechar para tomarte la vida con esa intensidad que cuando llegas a adulto es impensable. Hay que vivir cada día y ser consciente de en qué momento estás. No puedes ni vivir ni pensar de la misma manera siempre.
-¿Y cómo se toma hoy en día la vida Teresa Perales?
-Soy muy fan de las emociones y creo que tenemos que permitirnos vivirlas. Si hay que llorar se llora, y si hay que patalear, el que pueda que lo haga. Hay que coger las riendas de la vida y vivir las etapas tal y como vienen. Pensamos que las etapas de duelo solamente se viven cuando alguien se muere, pero también se viven cuando perdemos proyectos. Yo viví ese duelo cuando se pospusieron los Juegos Olímpicos por la pademia. Me descolocó la vida. Al final aprendes a aceptarlo y sigues adelante. La vida son etapas: unas, buenas, y otras es mejor no calificarlas, pero tenemos que superarlas para no quedarnos atascados en el camino.
-¿Qué le diría a la joven Teresa de 19 años?
-Le adelantaría que no se imagina todo lo que tiene por delante, y lo demás que lo descubra ella sola. Solo le pediría que nunca se olvide de tener narices para seguir adelante, porque siempre hay solución. El gran tortazo de mi vida fue la muerte de mi padre y eso es lo único que no tiene remedio. Mientras tengas un segundito por delante tienes una nueva oportunidad. Tenemos que ser conscientes de ello para vivir de una manera plena y feliz.
-¿Y a su hijo Mariano?
-Lo más importante que le puedo decir es que sueñe a lo grande y que se esfuerce mucho para conseguirlo, porque solo con soñarlo no es suficiente. Hay que trabajar y sobre todo atreverte a lanzarte a la piscina y a comerte el mundo. Estoy satisfecha porque mi hijo tiene actitud y le veo preparado para cualquier cosa.