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Derbi Sporting-Oviedo | De la cerveza, al vaso de leche antes del derbi
La afición del Oviedo madruga para demostrar a la plantilla «que contra el Sporting, no es un partido más»
«Me tuve que levantar a las 7 de la mañana para poder venir». Es el testimonio de Ricardo Sánchez, posiblemente el carbayón más madrugador de los 2500 que se han dado cita en el Carlos Tartiere para animar a los suyos durante el entrenamiento previo al derbi. En su caso, ha recorrido los 72 kilómetros que separan Cangas de Onís de la capital de Asturias.
Otras, como Aitana Rodríguez, de sólo ocho años, despertó como si fuera al colegio por los nervios. «Mis padres me dijeron que regalarían camisetas y que quizás nos podamos hacer fotos con los jugadores», comenta.
Poco antes de que comenzara la sesión de preparación, en los habituales bares en los que se hace la previa antes de los partidos, se veía a personas con camisetas que cambiaban la tradicional cerveza por el vaso de leche. Después de estar toda la semana madrugando, a algunos no les apetecía demasiado acudir, «pero había que hacerlo». Así lo apuntaba Jaime Rodríguez que ve necesario transmitir a la plantilla el mensaje de que «no es un partido más».
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En cualquier caso, Esther Valencia pide cautela porque, pase lo que pase en El Molinón, «a diferencia del Sporting, nosotros seguiremos en la pelea por cosas importantes». Precisamente, la propia Esther cree que «ese es el motivo real por el que no nos han mandado entradas».
Sin presencia oviedista en el feudo rojiblanco, al menos de carácter significativo, la opción de ver el encuentro en la pantalla gigante de La Escandalera cobra enteros. «Sufriendo todos juntos, parece que no se pasa tan mal», compara su hermana Teresa.